lunes, 2 de octubre de 2017

Bienvenidos al real de la revolución ciudadana: un obsceno sumidero



 En los últimos cuatro meses, desde la posesión del nuevo presidente,  de manera muy rápida se develó el discurso correísta que imponía la forma de ver la realidad política, económica e ideológica del Ecuador. Bastó que Lenin Moreno, en relación a la situación económica del país,    diga que “no hay tal mesa servida”, para que se fisure la malla ideológica que el correato construyó  y  defendió con todo el aparato de control mediático que instauraron.
 Hasta el momento en que se dijo la frase “no hay tal mesa servida” toda la sociedad ecuatoriana estuvo durante una década obligada a  aceptar como realidad, la mentira del gobierno de Correa. Los pocos que se atrevía a disentir, con lo que la propaganda oficial  difundía por todos los canales posibles, eran violenta  e inmediatamente desacreditados, silenciados, amedrentados, perseguidos acusados, enjuiciados y en algunos casos encarcelados.

En sociedades poco democráticas, la palabra de las personas que carecen de la autoridad política  oficial no tiene el peso ni el valor simbólico que tiene el de las personas que están envestidas del poder político  dominante.  Esta es la razón de que hayan sido las palabras del nuevo presidente las que, como una roca lanzada contra un cristal, provocaran  la  fisura  que inició el desmonte de la espesa fantasía ideológica correísta, y no, así, las innumerable denuncias hechas por la disidencia política en el gobierno anterior. Desde que Lenin Moreno dijo “no hay tal mesa servida”, la malla ideológica montada por el correato se empezó a romper a una velocidad inimaginada, una tras otras comenzaron a caer las ficciones  ideológicas que durante una década tuvieron secuestrada la conciencia de la sociedad: La carrera científico-tecnológica Yachay, el mejor manejo económico de la historia del país, las manos limpias de los altos funcionarios de gobierno empezando por el ex presidente, las mentes lúcida de la dictadura tecno burócrata, “los humanos por sobre el capital, etc. etc.

La última herida que terminó de dejar en hilachas la fantasía ideológica correísta, fue hecha por el mismo Lenín Moreno el último fin de semana, en el contexto de la conmemoración de los 10 años del proceso Constituyente, que tácticamente  coincidió con  el día de la conmemoración correísta por el 30 de Septiembre, hecho  que paso sin pena ni gloria. “Ahora llaman revolución a cualquier pendejada”, esta es la frase que provocó la mayor herida narcisista al correísmo, que tejió toda su fantasía ideológica en torno al significante Revolución Ciudadana. Creo que de esta herida no se salva Alianza País: 

Por un lado, porque hiere al corazón ideológico del movimiento, que se articuló,  levantó y fortaleció para lograr sus ambiciones de grupo nombre de la revolución. Evacuaron todo el contenido histórico, ideológico y ético  transformador del concepto para ponerlo al servicio de los intereses de la reproducción mejorada del sistema capitalista y lograr ellos mismos su recompensa económica y política por el buen servicio realizado. Cuando Moreno dice que a cualquier pendejada ahora se le llama revolución, deja al descubierto la farsa, la estafa, el fraude que fue el proyecto del  Movimiento País. 

Por otro lado, en la medida en que es Moreno el que desmonta la mentira de la Revolución Ciudadana, la herida viene de adentro del propio movimiento, lo que revela que ya no hay cohesión interna, que ya no les sirve más todos los chivos expiatorios (supuestos enemigos) que inventaron para mantenerse unidos.  Definitivamente están liquidados como movimiento y como proyecto, ya no tiene fantasía ideológica que soporte y justifique su identidad política, por lo tanto sus execrables actos de corrupción económica, política, ideológica, jurídica y ética queda expuesto al desnudo. La fantasía correísta ha caído, bienvenidos al  real de la revolución ciudadana, diría el filósofo esloveno.

Ante la destrucción evidente  de la fantasía ideológica Correísta, su gran líder se transforma de manera vertiginosa en un obsceno  resto político,  que pasó de ser el referente simbólico  más importante de la política nacional y de la “revolución”, a ser el  “loco del ático” como ya lo llama muchos ecuatorianos.  En este contexto de caída inminente del relato correísta, los militantes que aún siguen empeñados en no ver que se quedaron sin ficción ideológica  e incluso sin discurso, arrojados al desierto del sin sentido y  de las declaraciones absurdas,  son doblemente obscenos, no solo en su ser político, sino incluso en su ser humanidad. Estos necios correístas quedarán atrapados en su perverso delirio, repitiendo hasta el infinito loas a su “amado y respetado líder”, mientras la sociedad sigue caminando.



No hay comentarios:

Publicar un comentario