Estado Frankenstein,
el monstruoso político del Siglo XXI
América
Latina entró al siglo XXI con la presencia de lo que se han denominado los
gobiernos progresistas. Después de tres décadas de gobiernos neoliberales y de
intensas luchas sociales en contra de la aplicación de la política económica emanada
por el Consenso de Washington, se abrió una nueva época en América Latina. La
resistencia popular desplegada en contra de la aplicación del neoliberalismo
hizo posible que grupos políticos, cercanos a los movimientos sociales,
conquisten la administración del Estado recogiendo
en sus ofertas de gobierno gran parte de las demandas populares. Este hecho creo
la ilusión de que se abrían las puertas hacia un proceso de cambio social. Pasada
más de una década del poder político de los gobiernos progresistas lo que
tenemos es una consolidación del capitalismo en la región.
Resulta
que, lo que los gobiernos neoliberales no lograron implantar en la región
(ampliación del marco mercantil, reprimarización de la economía, modernización del capitalismo
en función de sus nuevas articulaciones a nivel mundial, control ideológico de
la población, autoritarismo legalizado) lo están logrando los gobiernos
progresistas con un usurpado y falso discurso de izquierda. Esta constatación
dibuja un nuevo patrón de poder hegemónico capitalista en la región que intenta
encubrir las nuevas formas de la contradicción social y principalmente la
contradicción civilizatoria.