Alianza País en el ocaso de su caudillo
Es por decir lo menos lamentable que A.P siga imponiendo el ritmo del
debate político, incluso en el momento
de su ocaso. Este escenario muestra la precariedad de la organización política
de la sociedad ecuatoriana. Al final, lo único que se discute son las broncas
internas del movimiento de gobierno: sus negociaciones, sus conspiraciones, sus
reconciliaciones, sus separaciones, etc. Tristemente, los diez años de A.P. causaron que
todo el movimiento político de la sociedad ecuatoriana haya sido reducido al
destino del movimiento en el gobierno.
¿Cómo entender este empobrecimiento de la política ecuatoriana?
Equivocadamente se piensa que es el movimiento Alianza País el que
determina el juego político de sus
fracciones y miembros, es decir, que es esa composición ideológica bizarra,
que va de la extrema izquierda a la extrema derecha, la que provoca y define
los conflictos internos al movimiento, que en estos días más que nunca
observamos. Esta idea parte de otro error conceptual, creer que Alianza País era
un todo político que determinaba el comportamiento y articulación de sus partes
ideológicas. Al contrario de esta perspectiva teórico política, fue una de sus
partes ideológicas la que surgió como núcleo autorrelacionado que
sobredeterminó la red de su relaciones con las otras. Más aún, este núcleo ni siquiera es una
fracción ideológica, sino un individuo: el caudillo. Es así el caudillo, una
parte ínfima del movimiento, el que subsumió bajo de sí la totalidad política
de la cual surgió. Es Rafael Correa la particularidad que sintetizó
esa amalgama ideológica que es A. País y la sometió a su autorreferencialidad narcisista.
Lo dicho explica porque es tan difícil, sino imposible, ubicar
ideológicamente a las fracciones que en el actual contexto de conflicto interno
aparecen enfrentadas. No está nada claro cuál es la disputa ideológica de los
distintos grupos dentro de A. PAIS que están en conflicto. Por ejemplo: No se
sabe qué es lo que defienden políticamente los tres miembros (Patiño, Pabón y Hernández)
que acaban de renunciar a sus funciones dentro del Gobierno. Más allá de su
retórica de defensa de los logros de la “revolución”, sabemos que en el anterior
gobierno ellos defendían toda las decisiones política de Correa, sean o no
coherentes con la ideología de izquierda. Nunca dijeron nada en contra de la firma
del Tratado Comercial con la Comunidad Económica Europea, ni de la ampliación
de la frontera extractiva, ni de la criminalización de la lucha social, ni del endeudamiento externo, ni de los coqueteos en
los últimos años con el FMI y otros organismos financieros, ni de la entrega de
los bienes del país al capital chino, solo por poder algunos casos.
Tampoco se explica que en la supuesta línea de la “izquierda radical”
del movimiento, que se alinea con el expresidente, se encuentre juntos los tres
militantes mencionados, las asambleístas Soledad Buendía, Gabriela Rivadeneira,
Marcela Aguinaga, Viviana Bonilla y el
mismo Jorge Glas. De lo que se sabe vienen de historias distintas, de visiones
ideológicas al menos distantes por no decir antagónicas. Esto solo se explica porque no hay tal línea
de “izquierda radical”, ni defensa de la “revolución”, lo que hay es defensa de
esa particularidad caudillista que les da existencia política.
Lo que alguna vez fue el proyecto de la Revolución Ciudadana, de alguna
manera expresado en la Constituyente de Montecristi, terminó retroactivamente
determinado, manipulado y transformado por el caudillo. Es en esta determinación retroactiva que las
ideologías que en el inició formaron alianza País se convirtieron en un primer momento en el credo
correísta; basta recordar que en los 8 últimos años de la década que gobernó Correa
prácticamente se eliminó el debate, no solo al interior de A.P. sino incluso en
toda la sociedad ecuatoriana. La única ideología existente era el
correísmo. Todo las acciones tomadas en esta última década, valga decir en
función de la ampliación y actualización del capitalismo, se justificaban en lo que decía Correa, quién
se autoproclamo revolucionario. En un segundo momento de determinación retroactiva
de las diferencia ideologías por parte de caudillo, en su momento de retirada,
la ideología se fractura en correístas y morenistas. En el momento actual el
debate es así de miserable.
Como en realidad no fueron las distintas ideológicas de los grupos políticos,
que conformaron Alianza País en su origen, las que postularon a su máximo líder, sino que fue el máximo líder
el que postuló ideológicamente a sus miembros, hoy el debate ideológico es entre
correísmo y morenismo. Poco o casi nada se habla sobre cuál es el proyecto
político de Correa y cuál el de Moreno y sobre todo cuáles son sus proyectos
económicos para el país, en donde particularmente veo una continuidad de la dominación
capitalista.
La confrontación actual de sus militantes, que ya se anunciaba, no responde
a sus posiciones políticas e ideológicas de origen (izquierda,
socialdemocracia, derecha; socialcristianismo, democracia cristiana, izquierda
democrática, MIR, Alfarismo, etc.)
Simplemente busca sobrevivir políticamente e incluso material y socialmente
apegándose Correa o a Moreno, no a sus proyectos, sino a ellos como
particularidades de reconstitución de un nuevo campo político que ellos
sobredeterminen y que les otorguen la causa de su existencia política.
En conclusión, el debate de Alianza País no es entre la “izquierda” de
Correa y la “traición” de Moreno, es la disputa de un movimiento que se quedó
sin el elemento (caudillo) que le daba coherencia. Lamentablemente esta disputa que atraviesa el país entero. Es este el triste legado de los caudillismos.
estimada Natalia ,desde mi visión Pragmática detrás de todo este "ENGENDRO" (por llamarlo de alguna manera ,lo que hay es la garrotera por el poder ECONÓMICO,el resto penosamente no es ni siquiera ideológico! ES el trozo de carne que se pelean entre dos Canes hambrientos el mas agresivo y con mas afilados colmillos se queda con la mejor parte ,de alli el reparto de las que reparten energía ,agua etc.Cordial saludo
ResponderEliminarEn pocas palabras se deduce la izquierda y la derecha son cortadas con las mismas tijeras...
ResponderEliminarImplica que hay una mentalidad liberal…diríamos, una episteme liberal en la llamada izquierda ecuatoriana. No hay absolutamente nadie de este campo que sea inventor. El mismo Zizeck es citado, y distorcionado -por ejemplo su fan Natalia Sierra., es decir, todos y todas finalmente tienen como deporte el tenis de gobierno u oposición. Miles de palabras se gastan pensando desde un lado o de otro, y, lo pero, una alternativa que sería la de la autonomía, se ha vuelto más que una necesidad, en un recurso inauténtico que recicla su contenido a recrear su posición, en este caso de estar en la oposición. También los líderes indígenas que castraron la fuerza ancestral como potencia innovadora. Si en inicios del siglo XIX ante el primero grito de la llamada independencia se consumó una castración generacional, hoy, tristemente, el único acto autónomo es el de la autocastración de todo el espectro izquierdoso ecuatoriano…
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