lunes, 12 de junio de 2017

Que conveniente es declararse demente frente al tornado de la corrupción




En medio de tanta denuncia de corrupción, cinismo oficial, descaro político, doble moral jurídica, peleas entre cómplices, tapaderas convenientes, etc., a la ética social le cuesta respirar.  Siempre es lo mismo, cuando el lodo empieza a esparcirse por todos los medios de comunicación, por las redes sociales, y ya no son capaces de ocultar sus execrables actos de descomposición ética y sus trafasía económicas, políticas, jurídicas e ideológicas, entonces es fabuloso el recurso de la demencia.  Durante 10 años nadie vio nada, nadie oyó nada, nadie cogió dinero,  nadie  supo nada; todos son buenos, ingenuos, inocentes; de repente les traicionaron, nunca se dieron cuenta de todo el dinero fraudulento que corría por su narices, no se enteraron que el costo de las obras se triplicaba, etc.  Como son tan honestos no sospecharon de nadie, porque juzgaban a los funcionarios que llevaron a hacerse cargo de los recursos públicos con la vara decente como se juzgan a ellos mismos.   


Cuando el fango de la corrupción desborda las oficinas públicas, sobre todo aquellas destinadas a manejar los recursos estratégicos por donde circula el grueso de la riqueza social, se declaran dementes. Que cómodo y útil es la desmemoria patológica en estos momentos. Ya no se acuerdan como en su momento pusieron las manos en el fuego por cada funcionario corrupto que iba siendo identificado, es más, a algunos los homenajearon, los condecoraron. Ya no se acuerdan como alzaron las voces de indignación por acusaciones de mala fe que la oposición y los sicarios de tinta hacían sobre sus funcionarios probados en  la ética. Ya no se acuerdan que la Asamblea correísta no hizo nada con la denuncia hecha a Carlos Pareja Yannuzzelli, hasta que sorpresivamente este salió del país. Ya no se acuerdan que re-eligieron un Contralor, por ser el mejor puntuado es decir el más apto para ese cargo, sin importarles la inconformidad de muchos sectores de la Sociedad por dicha elección. Ya no se acuerdan que apoyaron silenciosamente la demanda que el Contralor más puntuado  hizo a los miembros, ellos sí honestos, de la Comisión Nacional Anticorrupción. Ya no se acuerdan que cuando esos funcionarios les sirvieron y fueron miembros notables (léase fieles) de su movimiento, su palabra era digna y respetada, pero  cuando ya no les pudieron cubrir, y era el momento de sacrificarles, de pronto y justo cuando  denunciaron a otros funcionarios implicados en la trama de la corrupción, su palabra dejo de ser válida porque, ahí sí, era conveniente recordar que son delincuentes.  

Que beneficioso es ahora, que no tienen salida, dividir las  aguas entre los militantes corruptos y los honesto del A. PAIS que han gobernado durante esta década.   Por qué no lo hicieron cuando se dio la primera gran denuncia sobre el hermano del ex mandatario, por qué allí se montó una mala representación de veeduría que costó la vida social  de los veedores, que por hacer su trabajo terminaron enjuiciados y con orden de prisión.  Ahora nadie dice nada sobre tamaña injusticia, quedo en el olvido del oportunismo.

Ahora todos parece que sufren algún tipo raro de degeneración de sus facultades mentales. Les atacó la amnesia: no se acuerdan de nada; déficit de atención: no entienden, no comprenden; bipolaridad: pasan de la euforia con la cual defienden la honestidad de sus funcionarios a la depresión cuando se han dado cuenta que les han traicionado. Ahora sufren de personalidad múltiple, pues, no registran que han sido socios, que han sido amigos y parientes de los funcionarios que hoy están denunciados de corrupción, que han estado con ellos en reuniones, fiestas y negocios;  por último les ha atacado la ansiedad y la paranoia,  se sienten atacados y perseguidos por la sociedad mala que no entiende que están enfermitos.


Que fácil y que conveniente es declararse demente cuando sus actos están haciendo de la función pública un desaguadero de aguas sucias.

No, no están dementes, simplemente son cínicos y corruptos, no  han perdido facultades mentales sino facultades éticas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario