viernes, 5 de mayo de 2017

El grotesco símbolo del poder  correísta



En la Ciudad de Quito está por concluir la construcción de la llamada Plataforma Gubernamental Financiera, que curiosamente coincide con el fin de la presidencia de Rafael Correa.  Tal parece que dicha construcción  es el mejor símbolo del  tipo de poder que se instauró en esta década. 


Desde una perspectiva realmente democrática, se esperaría que el poder que la sociedad  delega a un gobierno, para que éste organice y administre los asuntos comunes, deba ser lo más discreto posible, para no aplastar  simbólica y menos efectivamente a la sociedad a la cual debe su razón de ser. Se entiende también desde esta perspectiva que los funcionarios públicos, empezando por los que tienen mayores responsabilidades con la sociedad hasta los de responsabilidades menores, se deben a la sociedad para la cual trabajan y no al revés. En otras palabras, los funcionarios públicos existen solo y únicamente porque la  sociedad así lo ha querido, no tienen existencia propia por fuera de los acuerdos entre los miembros diversos de la sociedad. No han nacido funcionarios públicos, no han heredado el puesto, no es de su propiedad ni el puesto ni los instrumentos materiales y simbólicos requerido para cumplir su función.  El presupuesto estatal no les pertenece, los bienes públicos no son de su propiedad, ni privada ni personal, por lo tanto no pueden disponer de ellos como si estuviesen decidiendo sobre sus asuntos particulares. Además no es lo mismo la persona que el rol que cumple, diferencia que no puede ser nunca olvidada para resguardar la democracia y para que sepan y no olviden que su paso por el gobierno es temporal y que el poder transferido a ellos es transitorio, pues éste realmente le pertenece a la sociedad.

Lamentablemente lo que se esperaría casi nunca es lo que opera en la política real, sin que esto signifique que hay que dejar de buscar que el deber ser, sea.

La mayoría de gobiernos y gobernantes dentro de la lógica institucional del Estado olvidan los preceptos de la democracia real, y lo primero que hacen es confundir su identidad personal con la identidad de la función gubernamental. Se opera rápidamente una perversa simbiosis entre la persona y el rol social que cumple de forma transitoria (funcionario público), lo que necesariamente confunde  el poder delegado por la sociedad como poder propio, del cual se usa y abusa. Cuando son incapaces de distinguir entre su identidad social y la identidad gubernamental  pierden todo sentido de la realidad y empiezan a delirar con el poder, creyendo que es inherente a su persona.  Esta confusión hace un inmenso daño a la democracia, pues se tiende a arrebatar a través de leyes, decretos y reglamentos el poder de la sociedad y a concentrarlo en las manos del gobierno y de sus funcionarios de turno. 

Cuando dicha confusión ya se ha operado, los funcionarios públicos empiezan a: 1.  Administrar los asuntos comunes y  los recurso sociales como si fuesen de su propiedad. 2. Usar los recursos públicos para fortalecer su poder y no para resolver las demandas de la sociedad. Esta distorsión de la democracia se manifiesta por una parte en la forma del discurso enunciado siempre en primera persona: “les hemos  dado”, “hemos hecho carreteras”,  “tengo este presupuesto”, “voy a invertir en esto o aquello”, “no me hagan enojar porque si no…”, etc. etc., y por otra parte en el ejercicio efectivo de las decisiones político-económicas, las cuales se hacen a espaldas de la sociedad y sus organizaciones políticas autónomas. Se tienen así un estrechamiento de la democracia y una peligrosa ampliación de formas autoritarias de gobierno.

Mientras más tiempo permanezcan los funcionarios públicos enredados en esta confusión, se solidifica su delirio de poder y tienden a usar los recursos públicos para  edificarlo y preservarlo. Al igual que en el antiguo Egipto, los faraones del siglo XXI buscan monumentalizar su poder hacia la eternidad. El problema es que el sistema político del antiguo Egipto era dinástico  y los monumentos faraónicos  respondían a su horizonte político; al contrario, en democracia los monumentos faraónicos como la plataforma gubernamental financiera es la muestra más grotesca de lo antidemocrático. Las edificaciones faraónicas manifestaban con claridad la concentración admitida del poder del Faraón (poder religioso, político, económico y militar) y por lo tanto fueron símbolos de un poder reinante. En el caso de la democracia, que supone que el poder está en la sociedad, todo tipo de edificación que muestre el poder concentrado en el gobierno niega el poder de la sociedad y, por lo tanto, se convierte en signo perverso del poder autoritario.

Es por esta razón que la plataforma gubernamental fianciera que irrumpe  violentamente en la Av. Amazonas es el signo más claro y grotesco del poder autoritario  instaurado en esta década. Esa monstruosa construcción, que además adolece de un pésimo gusto arquitectónico, sintetiza cada una de las manifestaciones obscenas del poder arrebatado a la sociedad en estos diez años. Los juicios  estatales en contra de ciudadanos, los sacrificios políticos en el patíbulo de los sábados, la persecución, acosamiento y criminalización a la disidencia política, el último vergonzoso juicio a los miembros de la Comisión Anticorrupción, etc.


Para despedirse y como no podía ser de otra manera, el Ec. Rafael Correa consecuente con su pérdida total del sentido de realidad decide quedarse con la banda presidencial; en un acto extremo de enajenación, hace de un símbolo transitorio, del poder delegado por  la sociedad a una función pública, un fetiche de su vanidad. En este caricaturesco acto se muestra el efecto empobrecedor que la confusión entre la identidad personal y la identidad de la función gubernamental provoca en un individuo. René Girar diría que es un ejemplo perfecto de “la ruta antigua de los hombres perversos”. 

23 comentarios:

  1. El simbolo malevolo se levanta amenazante en el corazon de la ciudad Franciscana. Carente de estetica y funcionalidad, sera el recuerdo perene de la irracionalidad y el abuso.

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  2. La critica es el pasatiempo del mediocre, lo que resulta facilmente de demostrar con este articulo, quienes nunca hicieron nada son los que ahora critican todo,

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    1. Como arquitecto ratifico el contenido total del artículo, ese mamotreto es horrendo.

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    2. Así es, lo vivimos todos los sábados. La crítica desde el poder, además de un signo de mediocridad, lo es también de prepotencia y complejo de inferioridad. Desde un punto de vista objetivo, si la sociedad sufre por el secuestro del poder democrático a cargo de un grupúsculo, que no ha producido nada y se jacta de "construir", aunque lo ha hecho en forma ineficiente y corrupta, y cuando esa sociedad no puede fiscalizar el gasto de sus propios recursos, entonces la crítica es lo único que le queda. Y todo aquel que defiende a ese grupúsculo es cómplice del peor crimen contra su sociedad.

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    3. Y tu pasatiempo es la critica verdad

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  3. Es triste ver que hasta pierde identidad arquitectónica. Donde el articulo no lo podia describir mejor que lo que es. Una muestra faraónica ante sus 51% de subditos.

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  4. Y Por otro lado un edificio carente de funcionalidad y que traera mas problemas de tràfico al sector....ahora mismo para salir del parqueadero cercano al edificio toma de 15 a 20 minutos....no quiero imaginar como serà cuando venga toda la burocracia al "edificio"

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  5. Para quién es el edificio.?.quién lo va a usar.?..la gente, el pueblo por supuesto..qué es lo más importante, que sea bello o funcional.?..como dice el amigo de arriba: "la crítica es el pasatiempo de los mediocres"..es lo más fácil criticar, hacer es otra cosa, en este gobierno se hizo lo que no se había hecho él décadas, "palo porque bogas, palo porque no bogas', esa ha sido la mentalidad de los mediocres en nuestro país..ahora que alguien se atrevió a hacer y cambiar nuestro atrasado país se critica..suena a odio y envidia.

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  6. Bonito el Cuartel General de la Gestapo.
    Torturas, en que subsuelo está ?
    ;)

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  7. El estado no debe ser discreto... de donde saca ese absurdo. .. todo el resto del documento. Esta concentrado de ira ... no es objetivo. ..aparte de eso que el edificio si parece ser una brutalidad urbana..

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  8. ¿La funcionalidad? Ya veremos, aunque lo dudo. ¿Estética? Ninguna, es un edificio horrible, me parece un insulto a los excelentes diseñadores arquitectónicos que tiene el país.

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  9. El Gobierno tiene los mejores edificios de la ciudad expropiándolos a la AGD y sin pago. Es un despropósito haberse endeudado con China en 240 millones para construir este mamotreto.

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  10. El Palacio Legislativo; la Fiscalía General; y ahora este mamotreto indigno de una ciudad como Quito tienen de común una jaula.
    Dachau?

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  11. Seamos objetivos y en mi opinión esperemos que realmente sirva para una buena gestión de la administración pública en beneficio de la ciudadanía y no se convierta en un elefante blanco, solo el tiempo lo dirá...

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  12. Muy buen comentario el suyo Iván., coincido.

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  13. "El patíbulo de los sábados" es una frase tan descriptiva y real!!
    La mejor descripción de las sabatinas!!

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  14. El artículo esta cargado de un odio al oficialismo, que involucra su desacuerdo, a la Arquitectura, gusto arquitectónico? Monstruosa construcción? No vivimos del pasado, la Arquitectura avanza sincrónica mente con la cultura, ya no podemos darnos el lujo de seguir haciendo arquitectura puntual para la ciudad, el implantar objetos a escala urbana benefician a la ciudad. En mi opinión Cómo arquitecto, es uno de los mejores edificios que plantean un verdadero trabajo urbano.

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    1. Gracias por dar tu nombte completo para no contratarte. Posible haces alcantarillado público, como muchos arquitectos en nuestro querido Quito. Que mal gusto señor.

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    2. Gracias por dar tu nombte completo para no contratarte. Posible haces alcantarillado público, como muchos arquitectos en nuestro querido Quito. Que mal gusto señor.

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  15. Yo estoy lejos de ser correista, por el contrario, soy crítico de un gobierno prepotente como este último. Sin embargo, esta obra en sí no es mala ni buena ni un símbolo. Tiene una finalidad y si cumple y dota de un ambiente físico adecuado para la mejor toma de decisiones, bienvenido sea. Caso contrario, que se privatice el monumental edificio y se le saque provecho. No comparto las líneas generales del artículo. Aunque por otra parte, sí comparto el trasfondo y la asociación con elementos del correismo que ya no se soportan

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  16. Si sacamos el fin arquitectónico a este edificio y realmente vemos el trasfondo que certeramente describe la autora,no podemos evitar encontrar una lógica perversa en la actuación de estos 10 años. Relacionarlo y ejemplificarlo con de la banda presidencial es muy inteligente. Posible le faltó relacionarlo con el tema de la seguridad presidencial "postmorten"... genial artículo que molesta al 49% y agrada al 51%. Los resultados son evidentes. Se trató de que esté "a tiempo", para que su majestad salga inaugurando la "piramide"....

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  17. Si sacamos el fin arquitectónico a este edificio y realmente vemos el trasfondo que certeramente describe la autora,no podemos evitar encontrar una lógica perversa en la actuación de estos 10 años. Relacionarlo y ejemplificarlo con de la banda presidencial es muy inteligente. Posible le faltó relacionarlo con el tema de la seguridad presidencial "postmorten"... genial artículo que molesta al 49% y agrada al 51%. Los resultados son evidentes. Se trató de que esté "a tiempo", para que su majestad salga inaugurando la "piramide"....

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