El alfil escondido en el tablero del ajedrez electoral
Cuando la oposición al gobierno
se empezó a organizar para el proceso electoral que se acaba de
terminar, una de las cosas extrañas, de
estos tiempos políticos, era la disputa
que se visibilizaba entre los grupos de
la derecha tradicional – Partido Socialcristiano y CREO- Desde una mirada muy superficial de la política
liberal se esperaba que la derecha se unifique frente al “peligro” de la “izquierda”
aliancista. Sin embargo, lo esperado no
se dio. Los socialcristianos liderados por Jaime Nebot decidieron en un primer
momento hacer una unidad con algunos sectores de la oposición –SUMA,
Concertación, Podemos, Avanza – dejando fuera a CREO. Esta jugada debilitó a la derecha en sus dos más grandes
partidos: CREO y Socialcristiano y,
sobre todo, debilitó a CREO en su búsqueda
de alianzas con otros sectores de la oposición.
La segunda jugada de la derecha socialcristiana, en el contexto de
decidir los candidatos, fue posicionar a Cinthia Viteri como la figura presidenciable
de la unidad y en poco tiempo deshacerse
de los aliados y dejarlos sin ninguna fuerza en el proceso. En medio de las
disputas por obtener candidaturas, y después
de haber sido echados de la unidad, Avanza
y Concertación se fueron cada uno por su lado muy débiles, debilidad que se
expresó en las elecciones del 19 de
febrero, donde quedaron sin representación. Por su parte Suma y Podemos se plegaron a la
candidatura de CREO, en la cual la alianza real era CREO- SUMA, pues Podemos
quedo como un añadido sin posibilidad alguna de disputar espacios de poder en esa
articulación.
En la primera vuelta, la candidata del partido socialcristiano dirigía
sus ataques de campaña tanto al candidato del oficialismo como al candidato de
CREO. Más aún, en el primer debate presidencial su embestida al candidato de
CREO fue absolutamente evidente. Al
parecer su principal contendiente más que el candidato de PAIS era el candidato
de CREO. Si se toma en cuenta que Guayaquil es una base política socialcristiana y en menos medida de PAIS, la
actitud de la candidata Viteri restó apoyo
de sus bases guayaquileñas al candidato de CREO para la segunda vuelta.
En un análisis breve y también superficial se podría decir que si los
dos partidos de la derecha tradicional CREO y Socialcristianos se unían en la
primera vuelta - a fin de cuentas al ser la derecha de este país, se supone que
deben estar juntos en la lucha en contra de su enemigo la “izquierda” correísta- hubiese sacado un mayor
porcentaje de votos que el candidato del oficialismo. Si esto ya no se dio, para la segunda vuelta,
lo obvio era que el partido
socialcristiano cierta y efectivamente apoye la candidatura de CREO y no solo
pronuncie su apoyo en discurso, sin mover nada para asegura el voto de sus
bases para Lasso.
Realizada la segunda vuelta, con los estrechos resultados electorales que
dan el triunfo al candidato oficialista y que provocaron la impugnación del movimiento
político de la candidatura de CREO, el líder socialcristiano sale nuevamente a
la escena a declarar enfáticamente que: “Guillermo Lasso,
Andrés Páez y César Monge deben -porque así la ley lo indica y porque la
ética y el respeto al pueblo así lo señalan- presentar las pruebas del fraude”.
Es más, recuerda a Lasso que el Código
de la Democracia, hecho por el gobierno de la Revolución Ciudadana, impide abrir
todas las urnas, excepto cuando se impugna determinada cantidad de
actas. Esto para ubicarle en la Ley del correato.
En resumen, el líder
socialcristiano entre líneas muy claras apoya a su “enemigo” correísta y recomienda
a su “amigo” de CREO aceptar la derrota.
Estas declaraciones del líder de la derecha tradicional,
por decir lo menos, sorprenden. No
porque haya o no fraude, pues ese hecho no
se debate en este texto, sino porque en
la apariencia de la política oficial Nebot debería ponerse del lado de su
compañero ideológico y en contra de su enemigo histórico: la “izquierda”
correísta. Una cosa que sorprende más
aún, que las declaraciones del líder de la derecha ecuatoriana, es que éstas hayan
sido replicadas, reconocidas y por ello
valoradas por el diario oficialista el Telégrafo.
Mientras el
gobierno y sus simpatizantes acusan al movimiento del Candidato de CREO y a los
que lo apoyan -valga decir entre ellos, lamentablemente, la izquierda oficial
confundida en este relativismo político de la era de la globalización
financiera y el populismo progresista- de incitadores,
desestabilizadores, de querer desmontar el Estado de Derecho, de no aceptar la
derrota, etc., por otro lado reconocen la palabra del líder socialcristiano,
que ahora es citada por ellos, quizá porque ven en él a
un demócrata. Que tiempos éstos, en cosa de semanas, meses, a veces, días, los “enemigos” políticos pasan de descalificarse con toda la
violencia a reconocerse y a aplaudirse.
¿Cómo nos
explicamos estas rarezas del
comportamiento de los actores de la política hegemónica? ¿Será cierto que las ideologías
ya no tienen sentido en el nuevo escenario
político? Será que ya no hay intereses de grupos económicos y lo que mueve a
los actores políticos es la defensa de la democracia y de la transparencia de
su proceso electoral? Será que de pronto todos se volvieron tan demócratas que,
más allá de sus intereses de poder y de las ideologías que los sustentan, defienden
la Patria y la Democracia?
Voy a permitirme
dudar de la buena intención de los políticos hegemónicos. No creo que ya no importen los intereses económicos y las disputas
políticas articuladas a los primeros, los intereses del capital en el país
siguen intactos. Lo que sí creo es que no hay diferencia entre la derecha
tradicional y la “izquierda” correísta,
pues ambas son derechas, si creo que hay disputas de intereses de los grupos
económicos que se encuentran en las tres fracciones de la derecha –la correísta, la socialcristiana y la
de CREO, disputas económicas que la esconden detrás de la lucha por la democracia liberal y su
transparente proceso electoral.
El tablero de
ajedrez electoral del Ecuador no muestra un juego político entre la izquierda y
la derecha, aunque el show montado por
el gobierno así lo quieran presentar, es una contienda entre grupos de la
derecha. La derecha representada por CREO y la derecha representada por A.P., que
en este último juego tuvo su pieza bajo
la mesa, el líder socialcristiano que salió
a patear el tablero poselectoral en contra del candidato de CREO. Esta disputa no es una disputa de clases ni
nada siquiera que se le acerque, es una disputa de poderes articulados a
fracciones del capital nacional e internacional. El equipo de A.P. escondía desde
el inicio muchos peones, algunos caballos y uno que otro alfil del equipo socialcristiano, hoy salió su
mejor alfil, escondido, para hacer jaque mate.
Lo único cierto y
claro es que en este juego electoral, los pueblos, la gente común realmente no participa, solo observa el show que montan para la masa de votantes,
detrás del cual ellos hacen las verdaderas alianzas entre sus grupos de poder
económico, mientras la gente se come el cuento de sus “peleas públicas” y sus “reconocimientos
democráticos”. Lo triste es que los pueblos y sus organizaciones entren a apoyar a una u otra fracción del poder en sus luchas intestinas por asegurar sus intereses económicos de grupo. Al final, más allá de sus disputas políticas y económicas, siempre sale favorecido el reinado del capital.
Ahora hay que
observar cómo se conforma el nuevo equipo de gobierno y detectar cuantos peones
de los equipos de la derecha y también
de la izquierda oficial, de repente, asoman en puestos estratégicos del tablero
político gubernamental. Ya dirán los primeros que todo sacrificio es válido a
nombre de la democracia y la Patria y
los segundos a nombre del proceso
revolucionario. Otros alfiles de la derecha se quedarán escondidos bajo el
tablero, pues sus vínculos con el gobierno está en el terreno importante de los acuerdos económicos, los que
si hay que cuidar haciendo la pantomima pública
de que son enemigos políticos. Para los
peones algunos privilegios y para los
alfiles los grandes negocios, así todos terminan hermanados por la “democracia”, con la cual ha trapeado el piso del mercado a lo largo de la historia de
este país.
A todo esto, nosotros
y nosotras los de abajo, los que no participamos de este juego de la democracia liberal, porque obviamente no somos poder económico, solo
tenemos la opción de construir nuestros mundos autónomos y profunda y
radicalmente democráticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario