lunes, 6 de junio de 2016


La resistencia es un derecho y  sobre todo una exigencia histórica





La tradición de los oprimidos nos enseña que la regla es el «estado de excepción» en el que vivimos. Hemos de llegar a un concepto de la historia que le corresponda. Tendremos entonces en mientes como cometido nuestro provocar el verdadero estado de excepción; con lo cual mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo. No en último término consiste la fortuna de éste en que sus enemigos salen a su encuentro, en nombre del progreso, como al de una norma histórica. No es en absoluto filosófico el asombro acerca de que las cosas que estamos viviendo sean «todavía» posibles en el siglo veinte. No está al comienzo de ningún conocimiento, a no ser de éste: que la representación de historia de la que procede no se mantiene. (Walter Benjamín)

Como era de suponer y esperar, con el gobierno de Alianza PAIS caracterizado por su política antipopular, los jueces correístas sentenciaron a cuatro años de cárcel a la compañera Luisa Lozano y al compañero Amable Angamarca, de la comunidad Saraguro, con la malintencionada acusación de “generar disturbios y agredir a policías” en el contexto de las luchas de resistencia que tuvieron lugar el año pasado, en rechazo a la política del  mal gobierno. 

La humanidad ha tejido sus historias de humanización a través de sus luchas de resistencia en contra de toda forma de dominación y opresión que ella misma, en sus grupos inhumanos,  ha provocado. La historia humana es de tal modo la tensión permanente entre aquello que busca someterla y la aquella voluntad que busca la emancipación.

Así, la historia de los pueblos, de lo que hoy es el Ecuador y América Latina, es la historia de las luchas de resistencia en contra de la dominación colonial, patriarcal y capitalista. Desde el momento en que los conquistadores europeos impusieron el sistema colonial en los territorios del Abya Ayala, los pueblos ancestrales, y luego junto a ellos los pueblos históricos que habitan en el continente, han resistido la dominación del sistema colonial y neo colonial que violentamente se impuso y se impone por los distintos malos gobiernos que se turnan como funcionarios de la opresión.
La resistencia a la dominación colonial y a sus serviles funcionarios de turno ha estructurado nuestra percepción del mundo, nuestro pensamiento, nuestra sensibilidad, nuestros valores y nuestras prácticas cotidianas, es decir nuestras comunidades de vida. Sin lugar a equívoco, en ella se funda la identidad cultural de nuestros pueblos, ella es definitivamente el sustrato de nuestra vida común  y de nuestra promesa de futuro y emancipación.

Los actuales pueblos de América latina, y particularmente  los del Ecuador, son hijos y  herederos  de las luchas de resistencia  que se desplegaron a lo largo de la historia del continente.  Como diría  W. Benjamín: “Existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra. Y como a cada generación que vivió antes que nosotros, nos ha sido dada una flaca fuerza mesiánica sobre la que el pasado exige derechos. No se debe despachar esta exigencia a la ligera. Algo sabe de ello el materialismo histórico.”

Es la razón histórica y humana la que legitima las luchas de resistencia, no un grupo de esclavos de la inhumana dominación. Y es esa misma razón histórica y humana la que condena las injusticias  de los dominadores actuales, que como sus antepasados coloniales persiguen, enjuician, condenan y encarcelan a los hijos e hijas de los pueblos ancestrales que en su resistencia afirman la humanidad que los dominadores quieren negar.

La ilegítima sentencia judicial que el mal gobierno correísta ha impuesto a los hermanos en resistencia es históricamente ilegítima, por su carácter patriarcal, racista  y capitalista, pues dirige su violenta opresión al rostro de la mujer indígena, campesina y empobrecida.   

Con la autoridad de la razón histórica que asiste a los pueblos oprimidos, no admitimos las injusticias del poder. Nosotros y nosotras pueblos en resistencia no aceptamos de ninguna manera la criminalización de nuestras luchas de resistencia, menos aún las ilegítimas condenas a nuestros hermanos y hermanas de Saraguro y a todos los que se encuentran procesados por la injusticia correísta.   

¡¡¡Libertad para los compañeros de Saraguro !!!   


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