lunes, 2 de mayo de 2016

La magia perversa de la publicidad política





Una de las características del gobierno de la Revolución Ciudadana ha sido su enorme aparto de publicidad política.  Desde que asumió la administración política del Estado, Alianza País puso en marcha una estrategia publicitaria para vender  la imagen de su gobierno, estrategia que es, sin lugar a dudas, el esqueleto fundamental del Régimen correísta. Como cualquier producto  que tienen que realizarse en el mercado, el correísmo ha sido durante estos 9 años, día tras día, publicitado como el mejor gobierno que ha tenido el Ecuador desde su nacimiento como República. Todos los manuales de marketing recomiendan que detrás de cualquier imagen publicitaria, el único mensaje que tienen que llegar al consumidor, para que la mercancía sea comprada, es la idea: "es la mejor.

Así, el mensaje que todo el país ha recibido durante estos 9 años no es otro que El gobierno de Alianza País es el mejor de toda la historia del Ecuador, no importa si violan la Constitución; si golpean los derechos de los trabajadores; si debilitan la seguridad social; si endeudan al país como nunca antes; si amplían  la frontera extractiva y con ello afecta la vida de comunidades y pueblos indígenas, afros y montubios;  si explotan petróleo en el Parque Nacional Yasuní y con ello destruyen la biodiversidad y la vida de los pueblos libres; si elaboran leyes con las que limitan los derechos ciudadanos como la Ley de Comunicación, el COIP, etc.; si excluyen de la educación superior a cientos de jóvenes ecuatorianos a nombre de una excelencia que sus funcionarios no la tienen;  si empeñan la mitad de la reserva de oro nacional y ponen en riesgo la economía del país; no importa si negocian con el FMI acogiendo sus condicionamientos, a pesar de que juraron que nunca lo haría. Simplemente no importa que su real política gubernamental haya sido claramente antipopular, autoritaria, excluyente, despilfarradora de  los bienes sociales, mientras tengan un aparato publicitario que convierta todo lo que hacen en lo mejor, basta y sobra para sus intereses políticos.

Al igual que la más perversa publicidad mercantil de productos de consumo masivo, que muchas veces son dañinos incluso para la salud de las personas y  sin embargo los venden como lo mejor para el consumidor; la publicidad gubernamental del correísmo ha vendido a su gobierno y específicamente a su caudillo como el mejor presidente del Ecuador, aunque ciertamente es uno de los más nocivos para la vida social de los pueblos que habitan este territorio.  En el contexto de este desastre social provocado por el terremoto del 16 de abril, la ineptitud de los funcionarios gubernamentales para enfrentar la crisis no pudo ser más evidente. Pese a esto la propaganda del régimen ha presentado ante la mirada nacional e internacional una ficción mediática que vuelve una vez más a vender su producto como lo mejor. Ningún otro gobierno ha enfrentado una crisis social tan bien como el correísmo afirman sus spots publicitarios, sin importarles que a través de las redes sociales se pudo observar con nitidez su incapacidad de dar respuesta a las demandas de los afectados; la ausencia de organización para entregar a los damnificados la ayuda que la sociedad civil gestionó de manera autónoma;   la insensibilidad y descompostura de un presidente que fue rebasado por una situación en la que debía mostrar su liderazgo.
 
Como en los enlatados de las comedias norteamericanos que tienen el recurso de risas grabadas para hacer creer que la mala comedia es buena, en la publicidad correísta tienen una especie de aplausos grabados, que cada vez que su presidente habla o muestran las acertadas políticas gubernamentales hay signos una aceptación como recurso interno de la publicidad. Estrategia propagandística  que quiere hacer creer que la ineptitud del gobierno es eficiencia. 

La mentira como estrategia de publicidad política no tiene otro fin que desinformar a los ciudadanos, y sobre la base del desconocimiento  sobre el estado real de la cosa pública manipular el ejercicio gubernamental  y ejecutar políticas  económicas que van en contra de los intereses de la mayoría de la población.  La magia perversa de la publicidad política del Régimen  quiere hoy convertir a un gobierno inepto en el reconstructor del país posdesastre, a un caudillo descompuesto psíquica y emocionalmente en un estadista, a una economía claramente  neoliberal en una economía solidaria.



 


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