Que si no se vota por los candidatos de
Alianza País se pone en riesgo el proyecto
La
gran falacia
Quiero analizar estas dos
amenazas-chantajes que el gobierno ha lanzado al pueblo de Quito.
1. No
considero que el no apoyar al candidato a la alcaldía de Quito de Alianza País
signifique que la izquierda apoye o le haga el juego a la derecha, realmente
dicha afirmación no tiene ningún argumento que la sustente. No estar de acuerdo
o no apoyar al candidato correísta no significa apoyar al candidato de la
derecha, simplemente significa no apoyar al candidato de Alianza País, eso y no
más que eso. Lo que deberían preguntarse los encargados de la política del
Gobierno es ¿por qué muchos quiteños entre los que se encuentran progresistas y
de izquierda no quieren apoyar al candidato Barrera? La contestación a
esta pregunta quizá les podría ayudar a entender en que se equivocaron, o mejor
a entender las consecuencias de su ejercicio político. Es fácil proyectar en
otros sus propios errores, querer que otros asuman las consecuencias de sus
decisiones políticos, lo difícil es
reconocer y asumir que el rechazo que los quiteños están demostrando hacia la
candidatura a la alcaldía de Quito de A.P. es su responsabilidad.
Tampoco considero que sea un
problema de pequeños errores, de poca simpatía y carisma del candidato oficial,
de una mala campaña electoral, menos aún de la supuesta miopía de los sectores
democráticos y progresistas de esta ciudad que no ven la conspiración de la derecha mundial en contra de la Revolución Ciudadana.
Creo que el problema de fondo es que tensaron demasiado su abuso de
poder, su autoritarismo y su prepotencia, y algo más de fondo, creo que al
interior de Alianza País se van decantando y sincerando las cosas. Más allá de
que toda la plana mayor del Gobierno haya salido a pedir el voto por Barrea
considero que el grupo Barrera ciertamente ya no resulta funcional para el
proyecto de la R.C. sirvieron cuando era necesario poner una cara “progresista”
al proyecto, sirvieron cuando había que cooptar movimientos sociales,
dirigentes sociales que los grupos “progresistas” del gobierno conocían,
sirvieron para cantar las canciones protestas, para llenar plazas trayendo
gente de provincia para que “apoyen” al
gobierno, sirvieron para hacer las contra marchas y deslegitimar las
manifestaciones sociales críticas, sirvieron para pasar información sobre la
izquierda disidente, etc. Más allá de eso ya nos son necesarios, ya no sirven,
se vuelven ineficientes y molestos. Al parecer la ex “izquierda” en el
Gobierno va dejando de ser útil y, por lo tanto, es prescindible a un proyecto
que se decanta abiertamente de derecha y que requiere cuadros propios como el
Vicepresidente, por poner el ejemplo más visible.
Me parece que cuando se trata de
concretar los negocios capitalistas, donde se juega el proyecto real del
Gobierno, los ideólogos progresistas ya
no tienen cabida ni así se subordinen. Así, no creo que tenga sentido ni sea
verosímil la descabellada acusación de que por no votar por el candidato
Barrera el proyecto se cae. Como ya lo ha dio en varias ocasiones el presidente
“trabajar con la derecha sensata es
preferible a trabajar con la izquierda infantil”, así que el proyecto real de
la revolución ciudadana no tendrá problema en trabajar con la derecha de Rodas
si está es sensata, léase si comparten los mismos intereses económicos. Al parecer, la supuesta izquierda en el
gobierno será la gran perdedora de estas elecciones, no por infantil sino por
infuncional para los intereses de la nueva burguesía que se levanta con la R.C.
Así, los espacios de poder que se reparten en las elecciones tienen que ser
para los miembros propios de las clases dominantes y no para los advenedizos que
ya tienen que retirarse.
2. ¿Cuál es el proyecto que está
en riesgo? La explotación de los
recursos naturales (Yasuni, Intag, Cordillera del Cóndor, etc., …..) los
negocios con los chinos, el fortalecimiento de una nueva burguesía ecuatoriana
articulada al tan mentado cambio de matriz productiva, el negocio de los
transgénicos, los negocios de las hidroeléctricas, los negocios con la
Comunidad Europea (TLC), los negocios
inmobiliarios, etc. etc. Debo decir que ese proyecto no es el proyecto de la
mayoría del pueblo ecuatoriano que durante la larga noche neoliberal lucho por
acabar con esos negocios que desfalcaban al país.
O acaso será el proyecto que
destruye la naturaleza, destruye los tejidos sociales comunitarios, destruye
las organizaciones y movimientos
sociales autónomas, que divide el
movimiento indígena, que destruye los sindicatos de los trabajadores, que compra dirigentes, etc, etc, etc. Debo
decir que ese tampoco es el proyecto de la mayoría del pueblo ecuatoriano que
durante toda su historia ha luchado por su soberanía político ideológica, por su
autonomía político organizativa, por formar a sus dirigentes, por defender el
valor de su trabajo, su diversidad étnica y cultural, por defender la naturaleza.
Puede ser que estén hablando del
proyecto de fortalecer el Estado Burgués que garantice los negocios
capitalistas y amplíe el marco mercantil en la sociedad; de la manipulación perversa de las
reivindicaciones de los pueblos ancestrales como el Estado Plurinacional y el
Sumak Kawsay en función del reencauchamiento del Estado nacional burgués, del
paradigma del progreso y el desarrollo occidental capitalista. Otra vez digo
que ese no ha sido el proyecto del pueblo ecuatoriano que ha luchado por
ciertamente construir un Estado Plurinacional que exprese la diversidad
territorial, étnica, cultural y lingüística de esta sociedad. Un pueblo que tal
vez quería una sociedad sin Estado, una sociedad del sumak kawsay donde las
ilusiones de la modernidad capitalista ya no guíen nuestro destino, sino un
nuevo horizonte de sentido que nos lleve a construir una vida plena por fuera
del marco capitalista y sus vanas promesas.
O, quizá se refieran al proyecto
político de corte autoritario que censura el pensamiento crítico y disidente,
que censura la opinión, que criminaliza la lucha social persiguiendo, juzgando
y encarcelando a dirigentes sociales acusándoles de terroristas; que encarcela
a jóvenes por reunirse a discutir políticamente, que sanciona a estudiantes secundarios por manifestarse en la
calle, que cierra organizaciones ecologistas, que censura y prácticamente
prohíbe la libre asociación de los ciudadanos
(decreto 016), que criminaliza la sociedad con un Código Penal conservador, que reprime las manifestaciones
callejeras, que investiga la disidencia de izquierda, que controla todos los
poderes del Estado, que manipula y utiliza las elecciones para
legitimarse, etc., etc. Otra vez tengo
que decir que este no ha sido el proyecto de la mayoría del pueblo ecuatoriano que ha luchado por una sociedad más
horizontal, más democrática, más participativa, más libre, más disidente, más
crítica, más dialogante.
O estarán hablando del proyecto
de gobierno basado en la descalificación y humillación permanente de los
sujetos críticos; basado en una visión
retrógrada, conservadora y moralista
sobre los derechos de las mujeres, de las diversidades sexuales y de
género; basado en una moral reaccionaria sobre el poder que no admite el humor,
la irreverencia, el pensamiento crítico, etc. Otra vez tengo que decir ese no
es el proyecto de un pueblo que ha peleado por conquistar derechos, libertades,
espacios democráticos; un pueblo que se ha caracterizado por una resistencia
alegre, carnavalesca, una resistencia festiva y solidaria que rompe con la
solemnidad de los poderes autoritarios.
Definitivamente este no es el
proyecto del pueblo ecuatoriano ni de la izquierda, si es, sin duda, el
proyecto de la derecha dentro y fuera del gobierno.
A aquellos que ahora piden el respaldo
de la izquierda y de la ciudadanía democrática para el candidato a la alcaldía
del A. P. debo decir que este pedido no resiste ningún argumento. La respuesta
a tal pedido es una pregunta:
Dónde estuvo y que dijo la
“izquierda” en el gobierno cuando se reprimía en Dayuma, Victoria del Portete,
Río Grande, Intag; dónde estuvieron cuando se perseguía, se juzgaba y
encarcelaba a los dirigentes indígenas, campesinos y montubios por defender los
territorios y la naturaleza; dónde estaban cuando se detuvo y encarceló a los
10 compañeros de luluncoto y a los chicos del Central Técnico; donde
estuvieron cuando se humilló públicamente a Jaime Guevara y a tantos otros compañeros por
expresar su disconformidad con la política del Gobierno? Dónde estuvieron cuando
se persiguió y enjuició a Juan Carlos Calderón, Cristian Zurita, Fernando
Villavicencio, Klever Jiménez, Carlos Figueroa por denunciar irregularidades? Qué dijeron
cuando se sancionó e insulto a Bonil por hacer una caricatura; qué dijeron cuando
se descalificó a la Hermana Elsi Monge, eterna defensora de los derechos
Humanos; qué dijeron cuando se decidió explotar el Yasuní, qué dijeron cuando
se negó a las mujeres violadas el derecho al aborto y a las parejas diversas el
matrimonio igualitario? la lista es demasiado larga, lo cierto es que se reduce
a una ¿dónde estuvo y que dijo la
“izquierda” del Gobierno cuando éste maltrataba al pueblo y no escuchaba sus
demandas?
Espero que haya dado algunos
elementos que aporten para entender por
qué el pedido que hacen ciertos sectores “progresistas” del gobierno y otros
pocos individuos afines al mismo no se justifica en lo absoluto. Y por cierto
no creo que la izquierda y la ciudadanía que no va a apoyar al candidato de
A.P. consideren que está haciendo el juego a la derecha, no somos tan ingenuos
como creen.
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