Una grieta en el muro patriarcal del Estado
En este ocho de marzo, mientras
las mujeres y los hombres decentes conmemoramos, asistidas de toda la razón
histórica y humana, el día de nuestras luchas por justicia, equidad, libertad y
exigimos que termine la violencia machista en contra de nosotras, los
representantes políticos de la democracia electoral exhiben su indecente dominación
masculina.
A la característica de ser funcionarios
del capital, que define a los dos binomios presidenciales más allá de sus
disputas en el orden de lo político, se suma a su hoja de presentación la
cualidad macho-masculina de las “opciones”. Las dos tiendas políticas que
auspician las candidaturas para la segunda vuelta, carentes de la mínima sensibilidad
para reconocer la importancia de las demandas y las luchas de las mujeres en el mundo actual, ni
por vergüenza se les ocurre establecer la paridad de género en sus binomios.
Sin pudor alguno deciden que la Presidencia, la Vicepresidencia y la primera
candidatura a la Asambleísta Nacional sea ocupadas por tres hombres.
En el tiempo en que los actores políticos
globales luchan por ampliar los derechos liberales, entre los cuales se
contemplan la igualdad de participación política de la mujer, en nuestro país
las elecciones burguesas afirman el más rancio machismo político. No se ha avanzado
ni siquiera en el nivel más epidérmico
de la igualdad de género propuesto por el feminismo liberal, menos se puede
esperar un cambio en lo que tiene que ver con propuestas que intenten trastocar
las estructuras de la dominación patriarcal que sostienen e impulsan la
dominación capitalista.
El escenario electoral
ecuatoriano es una clara representación vulgar de la disputa violenta de los
machos por acceder al poder masculino en su forma más típica: el Estado. Como
si no fuera suficiente con las imágenes de los cuatro machos compitiendo por el
trofeo del poder masculino (léase administrar la estructura estatal, sobre todo
en su carácter de monopolio de la fuerza y la violencia), la propaganda
electoral está plagada de formas, expresiones y prejuicios machistas.
De lado y lado, los candidatos
exponen a la Sociedad a una campaña marcada por la violencia verbal, la
descalificación, el insulto, la demagogia, la mentira, en un típico comportamiento de irrespeto a la Sociedad. Solo el menosprecio e infantilización de la Sociedad
puede explicar que los dos candidatos hagan ofertas absurdas que no se
sostienen en ningún argumento racional, como aquello del millón de empleos que
ofrecen sin decir coherentemente como lo van a lograr.
En medio de insultos y
descalificaciones, los candidatos ofrecen a la Sociedad dialogar e incluir, como si la inclusión y el diálogo
no fuesen un derecho y un fundamento de lo humano, sino una dádiva de los candidatos.
A este nivel de irracionalidad ha conducido la dominación masculina, a suponer
que el diálogo y la inclusión sea “la gran” oferta de campaña, por la cual hay
que apoyar al candidato que la propone. La gran concesión que hacen los
representantes políticos estatales a la sociedad es el diálogo, cuando la Sociedad misma ha sido sistemáticamente disminuida y silenciada por la propia dominación
patriarcal del Estado, a la que quieren acceder con el voto de la sociedad. Ciertamente
que un gobierno, como el correísta, puede profundizar y radicalizar la estructura
patriarcal del Estado para que ejerza mayor violencia machista en contra de la
Sociedad, pero no hay que olvidar que el fundamento del Estado es la violencia
patriarcal. Además, no hay que olvidar que el Estado es la estructura e intención que hace viable la expansión del capital.
Es sintomático que sus discursos
estén plagados de la referencia a la propiedad, resultado de la apropiación
machista de los bienes comunes: No vamos
a permitir, vamos a mejorar, vamos a plantear un programa agresivo de empleo,
atenderé, les daré, construiré……. Un obsceno discurso clientelar que: por
un lado, asumen los bienes sociales como propios, tal cual el padre de familia,
macho proveedor, asume que los bienes familiares son suyos y por lo tanto reparten
y dan según su bondad, su criterio, o el
buen comportamiento de la mujer y de los hijos; y, por otro lado, genera
una dependencia de la Sociedad al Estado,
como la típica dependencia machista de la mujer al hombre, en todos los ámbitos
de la vida: económico, político, cultural y social.
Ninguno de los cuatro candidatos,
por supuesto habla ni de lejos de las demandas de las mujeres, allí donde la
violencia machista las destruyes, asesina, criminaliza, humilla y oprime. Nada
dicen del derecho de la mujer al aborto, de su derecho a decidir el tipo de
vida, de sexualidad, de afecto, de familia, de trabajo, de ocio, de cultura que quieren. Simplemente dan por
hecho que es una mujer (esposada) sumisa a las estructuras patriarcales, sea
como esposa, madre, trabajadora precarizada, política masculinizada, etc. No se
pronuncian sobre la violencia machista y su brutalidad femicida, de hecho no es
algo que les preocupe o que esté en su agenda política, total no es algo que
concierna a los machos.
Definitivamente esta contienda
electoral por apropiarse del Estado, como es tradición masculina, se hace a
espaldas de la Sociedad. No se discute, como tendría que debatirse, de un
programa de gobierno que exprese una transformación radical que ponga fin a la
dominación patriarcal, ni siquiera de un programa de gobierno que contemple de forma transversal la perspectiva
de las mujeres en la organización de la vida común. Estas propuestas son impensables para las
estructuras masculinas de la democracia liberal y más aún para sus actores, nítidos representantes
del machismo nacional.
Frente a este poder de dominación
patriarcal y capitalista, la
Sociedad, hundida en su fundamento femenino, tiene que decir NO al machismo
electoral y sobre todo al machismo Estatal. La Sociedad no necesita de un poder
patriarcal como el Estado para autogobernarse, necesita reencontrarse como comunidad
autónoma, libre, autogestora y
autopoyética.
Como homenaje a la mujer en su “día”, y por la terminación de su ya “larga noche” misógina.
ResponderEliminarCEDAW - CONVENCIÓN DELITOS CONTRA LA MUJER
PROPUESTA DE REFORMAS
I. PROPUESTA DE INCORPORACIÓN DE TEXTO COMO SEGUNDO PÁRRAFO DEL LITERAL a), constante en el Art. 5 DE LA “CONVENCIÓN”.
“Promover y apoyar decididamente enfoques intelectuales y movimientos sociales críticos que planteen y propongan introducir cambios conceptuales y prácticos tendientes a superar el machismo y la misoginia que acusan instituciones u organizaciones arcaicas.”
II. PROPUESTA DE ELIMINACIÓN DEL PÁRRAFO 9 DEL PREAMBULO DEL CONVENIO, Y SUSTITUCIÓN POR EL SIGUIENTE TEXTO
“Advertidos de que el actual orden económico internacional no favorece la equidad y la justicia, al registrar una creciente e ilegítima acumulación de la riqueza por parte de unos pocos e incide en la situación de pobreza que padece el 70% de la población mundial, integrada en mayor porcentaje por mujeres (feminización de la pobreza).”
Ver artículo completo en:
https://www.dropbox.com/home?preview=CEDAW+-+CONVENCI%C3%93N+MUJERES+PROPUESTA+REFORMAS.pdf