El Interés General: combatir la pobreza
Un argumento tramposo, para acabar con la Iniciativa
Yasuní ITT
La
decisión gubernamental de acabar con la Iniciativa Yasuní ITT (la misma que
buscaba dejar el petróleo bajo tierra y que abría el debate mundial de la
necesidad de transitar a un mundo, no
solo pospetrolero sino poscapitalista) es sostenida con el argumento de que es un
asunto de interés general, pues las
divisas que se obtengan de la explotación servirán para combatir la pobreza
en el país.
El
argumento presentado por el Gobierno es doblemente tramposo. Tramposo desde un
análisis crítico de la economía política capitalista y tramposo desde un
análisis crítico del marco jurídico político burgués.
Desde
la crítica a la economía capitalista es fácil entender que explotar más
petróleo no resuelve la pobreza. Desde los años 70 el país está explotando
petróleo y viviendo de ese recurso, y durante estas cuatro décadas no solo que no hemos salido de la pobreza,
sino que se ha agudizado la miseria de la población. El problema de la pobreza
no se debe entonces a que no se ha
explotado el petróleo, sino a que existe: a) Por un lado, una enorme
concentración del capital, obtenido por la venta del crudo, en manos de grupos
de poder económico local vinculados a las grandes transnacionales petroleras.
Articulación comercial que no ha cambiado con el actual gobierno, a no ser por la
emergencia de nuevos grupos de poder económico a nivel nacional articulados a
“otras” corporaciones petroleras recicladas con capital estatal chino,
brasileño, etc. b) Por otro lado, al modelo social de producción y consumo
desenfrenado que garantiza la acumulación de capital, en otras palabras, la
producción irracional y el consumo obsesivo generan necesidades abstractas
imposibles de ser satisfechas. Estas dos
lógicas articuladoras de la economía capitalista no solo que no permiten
resolver la pobreza, sino que la generan y la reproducen. En este sentido, la
única manera de resolver la pobreza es salir del marco de la economía
capitalista, de lo contrario toda política contra ella es un paliativo que
termina reproduciéndola con mayor fuerza.
Es
necesario puntualizar que el gobierno de la Revolución Ciudadana, en el poder
del Estado ecuatoriano los últimos 7 años, es junto con la Dictadura de
Rodríguez Lara, el gobierno que más divisas por petróleo ha obtenido. Estamos
hablando de un monto de 58.978,0 millones de dólares. Con todo
ese dinero al menos tenían que haber puesto las bases para el tan ofrecido cambio
de matriz energética, tenía que haber realizado la reforma agraria proceso
necesario para cualquier intento de sustitución de importaciones o, al menos, se
debía hacer la infraestructura sanitaria básica del país. Sin embargo, lo único
que se ha hecho es parte de la infraestructura del proyecto IIRSA, que como se
sabe fue concebida en la época neoliberal en función de la rearticulación del
capitalismo en la región, principalmente en lo que tiene que ver con la circulación
mercantil, tanto las mercancías primarias que se explota y exportan del
continente, cuanto las mercancías con valor agregado que entran a él. No hemos
visto en estos 7 años ninguna política económica que muestre la intención del Gobierno
de acabar con la pobreza, todo lo contrario, su lógica extractivista aumenta la miseria en el país.
Lo
que si se ha observado durante estos 7 años, en nombre de la inversión social,
es un inmenso despilfarro de recursos en obras, en su mayoría, innecesarias y
sobrepagadas. Por citar algunos ejemplos: El Aeropuerto de Quito, el proyecto
Metro Quito, las Escuelas del Milenio, el Proyecto Yachay, la nueva
infraestructura de la Asamblea Nacional,
etc., todos estos proyectos enmarcados dentro de la noción capitalista
de desarrollo que, como sostiene David Harvey están concebidos dentro de la
inversión y ganancia capitalista, desde lo que el llama “ajuste espacio
temporal”. Sería bueno preguntarse cuales son las empresas y los capitales que
van a absorber la inversión social que ha hecho el estado ecuatoriano en este
período.
Desde
la crítica al marco jurídico político burgués, es fácil también darse cuenta de
la trampa de eso que llaman el interés general. ¿Qué es el interés general? El
interés de la nación, del pueblo, de la ciudadanía? Y en ese caso que es la
nación, el pueblo y la ciudadanía?
La
nación es esa idea abstracta inventada por la ideología burguesa que nos hace
creer que pertenecemos a una comunidad compacta, sin fisuras, sin contradicciones.
Es decir, la idea que oculta una
sociedad fracturada por efecto del ejercicio de un poder de explotación en el
ámbito económico y de opresión en el ámbito social. Por otro lado, la idea de
nación encubre una realidad social caracterizada por la existencia de múltiples
nacionalidades con proyectos de vida propios y distintos, que en la mayoría de
los casos no coinciden con el proyecto de vida de la nación burguesa, administrada
por el Estado nacional. A partir de esta necesaria aclaración, invocar al interés
nacional y ejecutar políticas en su nombre no es otra cosa que imponer el
interés de la burguesía por sobre los
intereses de los sectores sociales subordinados al poder del capital, e
imponer los intereses de la nación burguesa por sobre los intereses de las
otras nacionalidades y pueblos que cohabitan en el Ecuador. No nos olvidemos
que el Estado Nacional que administra el interés general siempre ha sido la
estructura de poder que ejecuta la transferencia de la riqueza social a manos
privadas.
Se
habla en nombre del desarrollo nacional como la manera de salir de la pobreza,
pero lo que no se cuestiona es que ese desarrollo (infraestructura de
circulación de capital) no solo que favorece fundamentalmente a los dueños del
capital, sino que son las mismas empresas capitalistas las que construyen su
infraestructura, y por lo tanto se llevan los recurso de la sociedad concentrados en el Estado. La misma inversión
social que supone reduce la pobreza está plagada de esta lógica, basta
preguntarse ¿quiénes son los grupos encargados de hacer la infraestructura de
educación, salud, movilidad? Cuál es la empresa que se encarga de dar el
desayuno escolar? Porque de seguro no son los pequeños productores agrícolas
sino los grandes empresas de alimentos? A esto se suma que el desarrollo es una
concepción propia de la economía capitalista y que toda inversión social en
salud, educación, vialidad, etc., se enmarca dentro de este patrón
ideológico-cultural. En este marco
civilizatorio los proyectos de vida y las iniciativas de pueblos y
nacionalidades no capitalistas simplemente son desechados porque no son
funcionales al interés general burgués. Se entiende entonces porque no se da
paso a la construcción del Estado Plurinacional, ya que no tendría lugar la
invocación a un interés general abstracto, sino se impondría el interés
concreto de los comunes y distintos, lo cual supondría desenmarcarnos del
desarrollo capitalista y sus demandas
consumistas que aseguran la acumulación.
Si
el interés general se refiere al pueblo o a la ciudadanía, la cosa es similar. ¿Qué
es el pueblo como entelequia metafísica? sino aquella masa de sufragantes que
configuró la burguesía como fundamentos de su poder en ascenso. El pueblo
decían: es políticamente sabio porque
sabe a quien elegir como su representante, pero es culturalmente ignorante
porque su referencia vital está en el campo y no en naciente ciudad industrial.
Que quiere mostrar esto, que el pueblo es sabio en el momento que se convierte
en ciudadano, es decir en ese individuo abstracto que ha roto los lazos
comunitarios y que tiene el poder y la razón para enajenarse de su poder cada
cierto tiempo, y entregarlo a un administrador-representante temporal
(gobierno) del interés general (Estado nacional). El pueblo al que hace
referencia el Gobierno es esta entidad metafísica concebida como ciudadanía,
sumatoria de individuos atomizados que no tiene ninguna capacidad de
participación política real. Una masa de votantes sin articulación política
propia se adscribe necesariamente al interés general, es decir al interés de la
burguesía ejecutado por el Estado Nacional. En este sentido, cuando el Gobierno
apela al interés general del soberano pueblo, que le ha ratificado varias veces
como su representante, está apelando a la entidad metafísica construida por la
burguesía para fundamentar su poder y sus intereses de clase. En este marco
analítico, se entiende las barbaridades que dicen los asambleístas correístas
como Germán Ledesma (Avanza). “No sé cómo
se puede hablar con tanta seguridad de pueblos no contactados, si de hecho no
están contactados. Yo no entiendo si hay un antropólogo al interior el que haya
hecho el estudio para decir sí están. Además son nómadas, ni siquiera se
conciben como ecuatorianos, no tienen número de cédula (…)”. Es seguro que
estos asambleístas no deben saber nada de la teoría política burguesa, lo cual
no significa que no la ejecuten, de hecho por eso son buenos funcionarios de la
burguesía porque defienden eficazmente sus intereses. Según su argumento, que en lo real obsceno
está apegado a los lineamientos liberales, los pueblos contactados ciertamente
no son pueblos de ciudadanos, no tienen cédula, no se conciben como
ecuatorianos, por lo tanto no son parte del interés general al que el Régimen
apela, en consecuencia no importan para este Gobierno, como no importan para
los grupos de poder económico y principalmente para las petroleras. Menos aún
importa la vida natural.
En
atención a lo dicho, se puede entender porque el Gobierno ha ido destruyendo la
organización política del pueblo, no como entidad jurídica abstracta sino como
existencia concreta. Es por esto que le molesta tanto la propuesta de la
plurinacionalidad, por el simple hecho de que el interés abstracto de la nación burguesa, al que tanto apela, encuentra límite cierto en el interés concreto
de los pueblos diversos. Es por esta razón que la iniciativa Yasuní le complico
y desarmó su discurso “ambientalista” y “revolucionario”, porque ella implica
el desmontaje real de su proyecto económico capitalista y depredador. No solo
por la presencia de pueblos libres o en aislamiento voluntario que habitan en la Amazonía, y específicamente en el Parque, le
quiebran su concepción enajenada de nación y estado, sino porque la iniciativa abría
la discusión sobre la posibilidad cierta de poner en marcha nuevos proyectos de
vida no capitalista. Semejante decisión histórica le quedó demasiado grande a
un gobierno cuyo presidente dice que hay que explotar el Yasuní si queremos mantener la forma de vida que
tenemos. La duda que surge con este argumento es: ¿si se refiere a la forma
de vida de la nueva pequeña burguesía que maneja el Estado?, a la forma de vida
de la burguesía? o a la forma de vida capitalista? Si es a la primera, no creo que
mantener el estilo de vida consumista de la nueva burocracia estatal justifique
destruir el Yasuní y la vida humana y natural que allí se despliega. Si es la
segunda, venimos peleando desde siempre porque la burguesía deje de saquear la
riqueza natural y social de los ecuatorianos para tener una vida de
privilegios. Si es la tercera, la A.L. agraria, indígena y profunda ha
planteado aprender a vivir de otra manera que no deprede el planeta ni los
lazos sociales que nos humanizan. Digo esto porque es un hecho que la forma de
vida de los sectores populares se ha empobrecido justamente por la explotación
capitalista tanto de la naturaleza cuanto del trabajo.
En
conclusión, creo que la alusión al interés general es una trampa que el
Gobierno utiliza sin siquiera saber por qué es tramposa, y la idea de que el
interés general es resolver la pobreza también es tramposa, porque la pobreza
es producto de haber ejecutado el interés general de la nación burguesa, que
este Gobierno como los anteriores representa.
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