lunes, 7 de enero de 2019


La perversidad de los gobiernos y su  historia de nuca acabar




El ministro de economía, así como otros altos funcionarios gubernamentales, representantes empresariales, analistas económicos liberales e incluso algunos medios de comunicación justifican la eliminación del subsidio a la gasolina, decretada por el gobierno, en nombre del principio redistributivo que reza: los que más tienen que más paguen y a nombre del principio de “honestidad pública”  de que sinceremos las cuentas fiscales. Un discurso marcado de referencias a la justicia social y al bienestar de los más necesitados envuelve una política de ajuste económico,muy conocida por nuestros pueblos y a la que combatimos en las décadas de los  ochenta y noventa del siglo pasado.


Un coro diario “de expertos”  que nos acompaña día a día a través de los medios de comunicación interpelan a la sociedad para que acepte estas medidas económicas tan justas, tan coherentes, tan necesarias para equilibrar  la economía ecuatoriana. Con el uso de un discurso tramposo han configurado al correismo como responsable de la crisis económica que les lleva a tomar estas medidas.  Aunque ciertamente el gobierno de Correa es responsable de un periodo de saqueo de los recursos sociales, tanto por la corrupción generalizada  que institucionalizó en el estado en su década de mal gobierno, así como por  el despilfarro obsceno de capital en obras muchas de ellas innecesarias, con sobre precio y además símbolos de su alienación cultural, ahora es configurado con beneficio de inventario como chivo expiatorio por el actual gobierno. Todo parece ser culpa del anterior gobierno, así como en el gobierno de Correa todo era culpa de los gobiernos anteriores. De esta forma, el gobierno actual de cualquier época se presenta como el gobierno del pueblo, impoluto, correcto, bueno, etc. etc. y de esta manera justifica todas las políticas que van en contra de los intereses de la  mayoría de sectores y pueblos que integran nuestra sociedad.

En esta historia de nuca acabar de gobiernos pasados en los cuales se deposita toda la culpa por las medidas antipopulares que  el gobierno en funciones toma, hay una verdad histórica. Definitivamente la responsabilidad del deterioro de la vida social es de los gobiernos que se suceden uno tras otro.  Gobiernos que más allá del color de su movimiento  están sometidos a la razón de Estado  y por ella  a la razón del capital.  Esta verdad es la que la sociedad debe conocer, es un ejercicio necesario de memoria histórica que nos dignifica. No puede ser que por lo que ahora hace Moreno en contra de los intereses de los pueblos olvidemos lo que hizo Correa cuando fue gobierno; no puede ser que por lo que hizo Correa olvidemos lo que hicieron los gobiernos abiertamente neoliberales, o hayamos por estos últimos olvidado lo que paso en las dictaduras. Así, podemos ir hacia atrás y darnos cuenta que el problema no es de este gobierno o este otro gobierno en particular, sino son todos ellos que gobiernan en función no de la sociedad, sino de los intereses del Estado en su alianza y sometimiento a las demandas del capital nacional, regional y mundial en sus distintos ciclos de acumulación. El problema está en el sistema político-económico que rige nuestra vida en común, ese es el que hay que desmontar,  ahora aún más que vienen otra  época electoral donde los hipnotistas de feria empiezan a operar.

Para develar este discurso del poder, y alcanzar a mirar más allá de sus temporales rostros, alcanza con establecer una secuencia de políticas gubernamentales que se han registrado en estos últimos cuarenta años.  La sucretización, las leyes troles, el feriado bancario y la dolarización, la inversión corrupta, el nuevo ajuste, todos estos hechos muestran que más allá de los colores y disputas entre grupos de poder político, más que de poder económico,  entre los gobiernos que han gobernado  este país hay una continuidad  estructural de saqueo de los bienes comunes de la sociedad.    

Ahora oímos a los responsables de la sucretización y del feriado bancario dar directrices para salvar la economía del país destruida por Correa y su gobierno. Hay que ser cara dura para salir sin vergüenza alguna a proponer soluciones económicas cuando fueron ellos los responsables de los peores saqueos a la riqueza social e incluso personal de los ecuatorianos. Se esconden tras la figura de Correa, cosa que por supuesto tienen que agradecerle, pues éste cumplió de lo mejor su papel de provocar desmemoria en  los pueblos, pues el  atraco que perpetro  ocultó el anterior.   Muy pronto cuando la política económica de Moreno empiece a provocar los estragos sociales que obviamente va a promover vendrá nuevamente Corre y su grupo, como ahora lo hacen los neoliberales del pasado, a salvar la patria. Y así la historia de nunca acabar, que en cada ciclo es más devastadora que en el anterior.   

En medio de este círculo eterno del poder cabe hacer una pregunta en el preciso momento actual, ante el discurso repetitivo y cínico de sus funcionarios. Esta  vez hay que dirigirle al ministro Martínez y decirle: por qué no aplica su máxima de justicia, de que el que más tiene más pague, a las grandes empresas económicas y le sube el impuesto a la renta para que muestre que los que más ganan más contribuyan, al contrario de perdonarles la deuda por no pagar al fisco. O mejor aún, salgamos a las calles.

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