lunes, 25 de julio de 2016

El autoritarismo vs la universidad




¿Por qué el gobierno que más ha publicitado su reforma universitaria como la política estrella de su proyecto “revolucionario”  se ha pasado atacando a la universidad ecuatoriana, no hoy, sino en estos 9 años de administración correísta?

lunes, 18 de julio de 2016

Alianza País y la política del absurdo





Desde la Asamblea Constituyente del 2008 ya se puso en  duda la claridad del proyecto político de A.P., hoy la confusión es absoluta. En las últimas semanas la política gubernamental  se parece más a la actuación de seres desquiciados que de sujetos políticos.

Los defensores de la ciudadanía universal expulsan de la forma más arbitraria  a decenas de migrantes cubanos, con la absurda justificación de que “no nos vamos a convertir en país de coyoteros”, o de que están protegiendo la vida de los cubanos impidiendo que crucen la frontera mexicana. Parece que no recuerdan que el Ecuador es un país de migrantes que han sufrido deportaciones arbitrarias y violentas, que han sido expulsados por los gobiernos de los países de tránsito y de llegada como parias, igual que  hoy el gobierno “revolucionario” lo hace con los ciudadanos cubanos.  Mientras tanto se enredan en argumentos torpes que ni ellos creen para justificar la vida de privilegio que lleva el ex vicepresidente en Ginebra a nombre de las personas con discapacidad en el mundo y con recursos de todos los ecuatorianos  

Los defensores de educación superior y promulgadores acérrimos de la titulocracia de cuarto nivel se lanzan sin razón, o con la simple y descarnada  razón de que ya no tienen dinero,   en contra de las dos universidades de posgrado del país. Mientras tanto no saben cómo justificar la denuncia del doble sueldo de la esposa del Secretario del SENESCYT y del despilfarro de  recursos de la “mejor universidad del mundo” Yachay que aún nadie sabe qué hace.  

Durante 9 años han hecho de todo para promover la salida de capital nacional (incremento de la deuda externa, entrega de más de la mitad de la reserva de oro nacional, licitaciones favorables a empresas extranjeras para construcción de infraestructura, venta anticipada de petróleo, etc.), durante ese mismo tiempo han permanecido impávidos ante la fuga de capitales nacionales a los paraísos fiscales,  todos estos años de  gobierno, desde su obsesión colonial,  se han pasado diciendo que este país, antes de que ellos lleguen al poder estatal y aplique su modelo modernizador, no ha valido para nada. De repente quieren  hacer el pacto ético en vista de las próximas elecciones “para que todo dignatario y funcionario público crea en su Patria, deshaciéndose de cualquier empresa off shore o capitales en paraísos fiscales” cuando ellos mismos nunca creyeron en ella. Está muy bien la iniciativa siempre y cuando a la pregunta  “¿Está usted de acuerdo en que, para desempeñar una dignidad de elección popular o para ser servidor público, se establezca como prohibición tener bienes o capitales, de cualquier naturaleza, en paraísos fiscales?  se le agregue la pregunta de  “si estamos de acuerdo con que se establezca una orden de arraigo para que todo funcionario de gobierno, empezando por los de Alianza País,  sea fiscalizado y  sancionado si fuese descubierto en actos de despilfarro de bienes públicos, actos de corrupción (nepotismo, peculado, etc.) o violaciones a la Constitución”.   

Los defensores de los derechos de la naturaleza anuncian entusiastas el descubrimiento de más barriles de petróleo en el Yasuni, sin importarles que la extracción de este oro negro que tanto les enamora provoque un etnocidio de los pueblos indígenas libres Tagaeri y Taromenane y la destrucción ecológica de una, sino la zona más biodiversa del planeta.

Se podría seguir con esta lista de desatinos gubernamentales, sin embargo basta los mencionados para darse cuenta que los dirigentes de la “revolución ciudadana”, que dicho sea de paso y en afinidad con la  incoherencia  no tiene nada de revolución ni de ciudadanía, son de mentes absurdas con una sensibilidad empobrecida y una inteligencia menos que mediocre. Peor aún, no tienen conciencia de la completa inutilidad y fracaso de su vida política, son incapaces de entender la difícil situación del país y aún más incapaces de asumir su responsabilidad en la misma.  Atrapados en su fracaso político y económico no saben hacer otra cosa que dar disparos al aire, atacar por todos lados, tomar medidas desesperadas que lamentablemente afectan a todo el país.


lunes, 11 de julio de 2016

¿Elecciones?



El país, dice la opinión pública, vive una época preelectoral, yo diría que en estos 10 años  no se han suspendido las elecciones, pues éstas han sido el  fundamento de la gobernanza correísta.  Sin embargo, de hecho nos aproximamos a una nueva-vieja jornada electoral para decidir que grupos van a gobernar el país hasta el 21.  Así, una vez más volvemos a experimentar el espectáculo de la campaña electoral en el cual se hace más que evidente  la degradación de la vida pública.

Hay una tradición en la política latinoamericana y particularmente ecuatoriana caracterizada  por la degradación sistemática de  la escena pública en el periodo electoral.  La contienda electoral está repleta de discursos con un nivel propositivo elemental, altamente  agresivos que lo único que buscan es hacer la mayor bulla posible y así intentar captar  más número de votos. Este proceso está impreso de actitudes machistas, sexistas, racistas, pedestres, obscenamente expuestas por los contrincantes políticos, con las cuales lo que intentan es ganar votos en la masa votante.   

Nuestra historia reciente (desde el retorno a la democracia), que además tiene una línea de continuidad con la historia política del país, se caracteriza por lo que podría llamarse una inmoralidad política que humilla la escena pública. Insultos, vulgaridades machistas y sexistas, malos tratos personales a los adversarios políticos, agresiones físicas, agresiones psicológicas, etc. son el espectáculo que se ofrece a la sociedad en épocas electorales y que, según el partido o movimiento que gane, se mantienen como práctica de gobierno. Esta distracción electoral tiene la capacidad de  debilitar los procesos de formación de conciencia política  de la sociedad que se construyen en los espacios inter-electorales. Así, la ciudadanía en general y particularmente la población articulada a organizaciones políticas y movimientos sociales termina convertida en masa de votantes. Una masa que se pronuncia en las encuestas y que parece inclinarse por el mejor producto del marketing electoral, y como la masa votante es una masa expectante se inclina por el que hace el mejor espectáculo público, y el mejor siempre es  el más escabroso.

Es importante recordar que los máximos caudillos de estos últimos cuarenta años han sido el mejor ejemplo de esta inmoralidad política expresada en sus discursos electorales. Como no recordar a Febres Cordero cuando en su debate con Rodrigo Borja previo a las elecciones presidenciales de 1984 le decía: Usted solo sabe de la seca, la meca y la turtuleca, por eso no contesta, por eso es vago en sus respuestas (….). O a Abdalá Bucaram acusándole a Sixto Durán Ballén “de tener el semen aguado”,  y a Rodrigo Borja decirle  "nariz de tiza de sastre", "lechuza peinada".  Más aún, como no recordar la obscena pelea de Jaime Nebot en su época de diputado profiriendo a otro diputado la detestable frase  ven para patearte insecto hijueputa”, “mamarracho”, “rata”, violador de criaturas” “maricón”, “cobarde mamarracho…..”. En estos últimos 10 años no hemos descansado de oír cada semana los improperios de Rafael Correa contra todos y todas las personas que él considera opositores.

Se podría decir que estos ejemplos son hechos aislados de ciertos políticos, sin embargo considero que es lo que determina el carácter de la democracia electoral en el país,  no solo porque es una práctica política de los populismos latinoamericanos y hoy mundiales, sino porque es parte de la lógica política del capital en su época depredadora neoliberal y neocolonial. Esta forma electoral no es casual, pues mientras se desarrolla el circo para la masa votante en  la escena pública, tras tienda en la escena privada del capital se acuerdan los negocios, donde los mismo “enemigos políticos” hacen las alianzas económicas.

Zizek refiriéndose al candidato Republicano Donald Trump dice: “La función de sus provocaciones y arranques de vulgaridad es precisamente enmascarar lo normal y corriente que es su programa”. Aquí se puede decir que el espectáculo de mal gusto, que siempre caracteriza los procesos electorales en el país, busca enmascarar el sometimiento de todo programa de gobierno al gran capital, o su incapacidad de llevar adelante un proyecto de transformación social  demandado por la sociedad políticamente organizada.  En este sentido, la vigencia de una substancia ética en la política, no es un asunto del libro de los buenos modales, sino de subvertir la lógica perversa y obscena de la política del capital, con la cual éste garantiza su permanencia y expansión. La desintegración ética en la esfera pública en general y de la política en particular es parte fundamental de la desintegración social que garantiza  la subsistencia del capital más depredador.




  

lunes, 4 de julio de 2016

El discurso de la objetividad, encubre el fracaso político de AP




En los últimos meses varios analistas que, con sus análisis de la vida política del país, construyen opinión pública, han adoptado la posición de observadores “objetivos”, desde la cual evalúan el desempeño político del  gobierno de A.P.

Desde este “cómodo” locus de enunciación autoproclamado objetivo se plantean una mirada “ecuánime”  sobre el papel desempeñado por el correato en la administración del Estado. Así, intentan ver, dicen, no solo las cosas “malas” que se puedan criticar del correísmo, sino las “buenas” que hay que aplaudir. Esta manera de analizar al gobierno se autopresenta como racional, académica y objetiva, con lo cual se descalifican las mitradas críticas tachándolas de  viscerales e irracionales.

Curiosamente, esta estrategia discursiva tuvo como primeros practicantes a los voceros correístas, justo en el momento en que se volvió evidente los problemas, sobre todo económicos,  que enfrentaba su gobierno, debido no solo al contexto mundial de disminución del precio del petróleo y el fortalecimiento del dólar, sino sobre todo al mal manejo económico y a la mala administración de los recursos nacionales.  Imposibilitados, por el peso de la realidad económica, de decir que el país es un milagro  económico, que todo marcha bien, que estamos en plena revolución, etc., etc., sin poder ocultar, detrás del derroche de las divisas petrolera, la deficiencia e ineptitud del gobierno que trajo mayor endeudamiento externo, pérdida de más de la mitad de la reserva de oro nacional,  contracción y desmejoramiento de la producción agrícola sobre todo pequeña y mediana, contracción de la producción nacional en general, grave crisis de la Seguridad Social, retorno de los niveles de desempleo y subempleo que tenía el país cuando los “revolucionarios”  llegaron a la administración del Estado, ampliación de los niveles de corrupción en todos los niveles de gobierno, remate de  los bienes públicos,  etc., deciden ser “objetivos”.

Impedidos,  por el peso de su fracaso, de seguir defendiendo el proyecto de la RC, cuando éste empieza a evidenciar claramente sus profundas falencias, la “inteligencia” correísta  decide hacer y propone hacer un análisis fragmentado de su gestión al mejor estilo del positivismo analítico.

Al interior de esta estrategia del discurso, los hacedores correístas  de opinión lanzan la ideología justificadora de todo fracaso político: “no todo es malo”, con la cual quieren debilitar la crítica a su proyecto, sobre todo la que viene de la izquierda y los movimientos sociales a los cuales traicionaron. Lamentablemente, muchos académicos correístas en el closet se hicieron inmediatamente eco de esta estrategia ideológica del discurso del poder en declive, que tuvo y tiene impacto en algunos comunicadores sociales,  en ciertos analistas críticos del gobierno e incluso en algunos pensadores de izquierda.

Si se toma en serio esta ideología de “no todo es malo”, “veamos las cosas buenas”, “no todo es blanco y negro”. Qué pasa si se relee desde esta mirada al nazismo, al fascismo, al totalitarismo, a las dictaduras latinoamericanas, en el país, al mismo Febres Cordero y se rescata “todo lo bueno que dejaron” (infraestructura, desarrollo de la medicina, empleo, crecimiento económico, progreso, aceleramiento de la producción, etc.) haciendo a un lado su horror (violación de derechos humanos, asesinatos, encarcelamientos, genocidios, torturas, persecución, daño al medio ambiente, criminalización de la resistencia, autoritarismo político, censura a la comunicación,  despojo, etc.).


El análisis crítico, por ello coherente, de la gestión política de los gobiernos no puede diseccionar, fragmentar separar  los resultados de un proyecto político como si éste fuese una sumatoria de políticas aisladas que pueden ser evaluadas por separado. Un proyecto político tiene un núcleo duro que lo define que es el que hay que evaluar críticamente y el del correísmo ha sido sin equívoco la promoción y expansión del capitalismo en clave autoritaria.