Palestina un pueblo que interpela por justicia
Si la humanidad no es capaz de dolerse e indignarse del genocidio perpetrado,
por más de medio siglo, al pueblo palestino por el fascismo sionista, alcahueteado
y apoyado por el estado norteamericano y su sumisa corte de estados lacayos a
nivel mundial, es una humanidad que definitivamente está condenada a su desaparición,
por justicia histórica y cósmica.
No es humano que permanezcamos indiferentes ante la obscena repetición de
la barbarie, a nombre de que es la “víctima” la que hoy perpetra el horror fascista,
asumida y justificada en su papel de víctima. No es humano que la masacre
infame del pueblo palestino se convierta en una noticia más que llena
temporalmente los medios de comunicación y las redes sociales y que, por sobre
exposición, termina convertida en un espectáculo frío y cínico que banaliza el
mal que promueve y envuelve ese genocidio.
No es humano que no seamos capaces de comprender que lo que hoy le
sucede al pueblo palestino se repite con el pueblo sirio, con el pueblo kurdo,
con el pueblo mexicano, con el pueblo colombiano, con todos los pueblos del
planeta que por una u otra sinrazón del poder criminal del capitalismo
patriarcal, son convertidos en enemigos a exterminar, en población residual a
eliminar, en una vida despojada de toda significación y valor. No es humano que
no entendamos que ante el patriarcado capitalista la humanidad misma es, en el
mejor de los casos, un instrumento de su reproducción y, en el peor, un desecho
biológico molesto. No es humano que como humanos no nos pongamos de nuestro
lado y defendamos nuestra vida, sino que por comodidad suicida optemos por el monstruo de la destrucción y todos sus
dispositivos de muerte.
No es humano que no seamos capaces de parar la guerra total que el
capitalismo ha lanzado en contra de la humanidad y la naturaleza que nos hospeda.
No es humano que no seamos capaces de poner fin al peor invento humano de nuestras
historias; que, con nuestra cómoda indiferencia respecto de la tragedia que nos
atraviesa, afirmemos y alimentemos al monstruo que en un momento de abandono de nuestra humanidad,
creamos.
No es humano que no nos dejemos interpelar por el rostro del niño
palestino apresado torturado y encarcelado por resistir la invasión bélica de
su agresor sionista; que no podamos acoger el rostro de la combatiente kurda asesinada
por el fascismo turco; que no nos indignemos por la asesinato de los
estudiantes mexicanos, nicaragüenses, de los campesinos e indígenas colombianos,
africanos, centroamericanos…No, no es humano.
No es humano que nos conformemos con la violencia mafiosa y criminal del
capitalismo patriarcal, no es humano que semejante destrucción se vuelva
cotidiana y normal.
Humano y humanizante es que nos duela el dolor del pueblo palestino, que
su dolor sea nuestro dolor; lo humano es que ese dolor nos interpele y nos haga
responsable de hacer justicia. Lo humano
y humanizante es que juntos, las otredades que nos reconocemos en nuestras diferencias
y en nuestra dignidad tengamos la capacidad, desde nuestro ser-en-común la
posibilidad de sustraernos del programa inhumano de muerte y destrucción que puso
en marcha la lógica del capitalismo patriarcal.
BOICOT A LAS CORPORACIONES CAPITALISTA DEL FASCISMO SIONISTA
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