lunes, 16 de abril de 2018


No se mata la verdad matando periodistas

Elementos para comprender el conflicto de la frontera norte





Primero quiero expresar mi más sentida e inmensa solidaridad con los familiares de las tres comunicadores y de los militares víctimas  del conflcito en la frontera norte.

Lo que sucede en la frontera norte de nuestro país debe ser compendio en toda su complejidad procesual y estructural, pues no se trata de hechos aislados, coyunturales de grupos delincuenciales comunes, sino de una lógica sistémica que se vienen desarrollando desde hace décadas y que es parte de la reproducción global del capitalismo en la región.


La comprensión de esta lamentable situación requiere un análisis multidimensional e histórico que permita establecer las relaciones económicas, políticas y sociales que en su desarrollo, durante varias décadas han hecho posible, la violencia que hoy se vive en la frontera norte. 
No se puede reducir el análisis a una fracción  disidente de las FARC que no se acogió al acuerdo de paz y menos aún a una persona. El grupo responsable de los últimos actos violentos en la frontera solo es la punta de un ovillo  que nos conecta con la brutal lógica de la reproducción del capital y el poder político que la hace posible.

Empezaré ubicando las causas económica que explica la violencia exacerbada que tiene lugar en todas las fronteras y particularmente en la nuestra. Las fronteras son los puntos nucleares de los corredores por donde circula el capital en todas sus formas, no solo el capital legal, sino y sobre todo el capital ilegal y mafioso. Valga decir que en el momento actual de la reproducción y acumulación de capital, en su necesidad de resolver la crisis de sobre producción que emerge de su contradicción estructural, acude a cualquier forma ilegal que le permita valorizarse. De esta manera, se puede observar el crecimiento exponencial de negocios ilícitos (drogas, tráfico de personas, trata de personas, tráfico de armas, tráfico de medicamentos, tráfico de  órganos, etc.) que comercia con mercancía que por su ilegalidad concentran mayor valor y por lo tanto permiten la valorización del capital.
Las medidas que el capital usa para tratar de superar su contradicción, que le genera la baja tendencial en la tasa de ganancia, tienden a ser cada vez más ilegales e inhumanas, es decir transgreden las propias normas puestas por la economía capitalista en sus anteriores momento de reproducción. Es importante señalar que no es posible creer que exista una línea clara de separación entre el capital legal e ilegal, su frontera es absolutamente difusa. Al final, donde se concentra la acumulación concentrada del capital mundial, independientemente de su origen, es en el sistema financiero global legal, por ejemplo en gigantes financieras como la llamada “Roca Negra”, cuya sede se encuentra en Nueva York.   En estas bolsas financieras se encuentra el capital producido por negocios legales como por negocios ilegales, a esto zares financieros no les importa si el capital que llega a sus empresas proviene de venta de carros o de venta de personas, armas, drogas u órganos. Solo les interesa que su capital aumente, aumente y aumente. 

Al final toda la podredumbre de la reproducción del capital se blanquea en el sistema financiero mundial con la anuencia de los Estados y los gobiernos de todo el sistema, empezando por los más poderosos.

Es importante dejar en claro que el capitalismo extractivo es quizá una de las formas más violentas de producción capitalista, que además usa al capitalismo ilegal para asegurar su expansión y sus operaciones en los territorios.     

Así, las estrategias salvajes usadas por la economía capitalista para garantizar  la expansión del capital termina destruyendo toda la institucionalidad política y social que en otros momentos la acompañó. Así tenemos la destrucción y perversión del Estado Nacional y toda su institucionalidad que termina atravesada por las estructuras del capital mafiosos. Ejemplo de esto es el estado mexicano y  colombiano en nuestro continente. No es un secreto para nadie todas las denuncias y escándalos de narco corrupción que cruza y enloda a muchos gobiernos y gobernantes de México y de Colombia.   

A nivel político, los gobiernos funcionales al capital convierten el Estado en aparato de aseguramiento de esta salvaje reproducción del valor. Para esto reorganizan la estructura estatal en su dimensión jurídica normativa y política social, con lo cual arrinconan a la sociedad, persiguen y criminalizan la resistencia social, crean leyes complacientes para los negocios capitalistas, etc.

El gobierno de Correa, por ejemplo, generó un estado autoritario que viabilizó la modernización conservadora del capital fundada en la ampliación del extractivismo. Un estado gendarme para garantizar la ampliación del marco mercantil que desarmó los tejidos sociales comunitarios, las organizaciones y movimientos sociales que son un dique fundamental para detener la devastación capitalista tanto en sus formas legales cuanto en sus formas ilegales. El Estado está presente en las zonas de frontera para perseguir la resistencia social y no para garantizar la seguridad de las poblaciones contra todas estas formas mafiosas de acumulación.

Sin tejidos comunitarios, sin organización social, sin movimientos sociales, la sociedad ecuatoriana queda indefensa ante la brutalidad del capitalismo legal, pero sobre todo del  ilegal.
Por su lado, el gobierno de Colombia firmó el Tratado de Paz con las FARC, que ero lo correcto, sin establecer con claridad una política nacional y sobre todo regional de integración de los desmovilizados y sin instaurar un control estatal en la zona de frontera, que pronto fue ocupada por las mafias y todos los grupos violentos que han operado décadas en Colombia y en las fronteras de sus países vecinos. La Firma de la Paz puede amenazar con volver el territorio de frontera mucho más violento que cuando operaban la FARC, lo cual es muy conveniente para la extrema derecha colombiana y sus negocios guerreristas.   

En este contexto tan complejo, lo que preocupa es un proceso de conservadurismo extremo de la sociedad que producto del miedo y de la comprensión equivocada plantee una salida violenta, que lo único que traerá es más violencia y beneficios mayores al capitalismo mafioso de drogas, armas y trata de personas  y a las voraces financieras mundiales.

4 comentarios:

  1. Tan sólo quisiera acotar una sugerencia: deberíamos respondernos ¿Cuál es la posición del académico frente a las tragedias? Me uno a la visión crítica de sus palabras. Sin embargo, dejamos una deuda al público sobre sus posibilidades. El académico debe proporcionar las herramientas para que el ciudadano común, pueda crear sus propias estrategias reflexivas. En este caso apelaría a que nuestra función sea promulgar la organización política. Debemos desmitificar el sentido reaccionario e irreflexivo del miedo. El gobierno está abogando por el enfrentamiento militar, por apalear el miedo con el sacrificio de otros mártires y enemigos. Se está objetivando de la manera más perversa el problema. Nuestra tarea radica en generar vínculos, en lugar de acordonar una población entera (conviertiendolo de a poco en un agujero negro social). Con más razón debemos pensar las condiciones materiales de existencia de esa población empobrecida, de analizar sus formas de subsistencia para poder hacer algo acá con presión política. Saludos

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  2. Este artículo es el antianálisis: en vez de aclarar, obscurece.

    Resumen: «la culpa es del capitalismo». Repítase esta afirmación veinte veces: capitalismo, capitalismo, capitalismo... ¡Listo!

    En serio, NINGUNA mención al marxismo de las Farc, ideología que justifica la extrema violencia.

    NINGUNA mención a los estados, monopolios de violencia (es decir, LO CONTRARIO del libre mercado) que vuelven ilegal el comercio de drogas, negando así acceso a sistema de justicia a narcos, no quedándoles otro medio de "resolver" sus disputas, que la violencia.

    Su artículo es un derroche de posmodernismo que no plantea NINGUNA idea útil o práctica, ni hace NINGUNA predicción útil, ni sugiere NINGÚN curso de acción.

    Pero vaya, suena muy "posmo".

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  3. Perdón por insistir, pero ¿atacar al sistema económico que ha sacado a MILES DE MILLONES de la pobreza, dizque defendiendo a los pobres?

    O se es ignorante supino, o se tiene mala fe; ninguna postura halagüeña para la articulista.

    Los marxistas SABEN que sus ideas sólo traen pobreza y miseria; pero más les puede el ODIO a la libertad económica y la "sociedad occidental burguesa", que desean destruir.

    Que millones queden en la miseria, es un precio que están dispuestos a pagar, para lograr su visión de odio, de DESTRUIR el capitalismo.

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