No se mata la verdad matando periodistas
Elementos para comprender el conflicto de la frontera norte
Primero quiero expresar mi más sentida e inmensa solidaridad con los familiares de las tres comunicadores y de los militares víctimas del conflcito en la frontera norte.
Lo
que sucede en la frontera norte de nuestro país debe ser compendio en toda su
complejidad procesual y estructural, pues no se trata de hechos aislados,
coyunturales de grupos delincuenciales comunes, sino de una lógica sistémica
que se vienen desarrollando desde hace décadas y que es parte de la
reproducción global del capitalismo en la región.
La
comprensión de esta lamentable situación requiere un análisis multidimensional
e histórico que permita establecer las relaciones económicas, políticas y
sociales que en su desarrollo, durante varias décadas han hecho posible, la
violencia que hoy se vive en la frontera norte.
No
se puede reducir el análisis a una fracción disidente de las FARC que no se acogió al
acuerdo de paz y menos aún a una persona. El grupo responsable de los últimos
actos violentos en la frontera solo es la punta de un ovillo que nos conecta con la brutal lógica de la
reproducción del capital y el poder político que la hace posible.
Empezaré
ubicando las causas económica que explica la violencia exacerbada que tiene
lugar en todas las fronteras y particularmente en la nuestra. Las fronteras son
los puntos nucleares de los corredores por donde circula el capital en todas
sus formas, no solo el capital legal, sino y sobre todo el capital ilegal y
mafioso. Valga decir que en el momento actual de la reproducción y acumulación
de capital, en su necesidad de resolver la crisis de sobre producción que
emerge de su contradicción estructural, acude a cualquier forma ilegal que le
permita valorizarse. De esta manera, se puede observar el crecimiento
exponencial de negocios ilícitos (drogas, tráfico de personas, trata de
personas, tráfico de armas, tráfico de medicamentos, tráfico de órganos, etc.) que comercia con mercancía que
por su ilegalidad concentran mayor valor y por lo tanto permiten la
valorización del capital.
Las
medidas que el capital usa para tratar de superar su contradicción, que le genera
la baja tendencial en la tasa de ganancia, tienden a ser cada vez más ilegales
e inhumanas, es decir transgreden las propias normas puestas por la economía
capitalista en sus anteriores momento de reproducción. Es importante señalar
que no es posible creer que exista una línea clara de separación entre el
capital legal e ilegal, su frontera es absolutamente difusa. Al final, donde se
concentra la acumulación concentrada del capital mundial, independientemente de
su origen, es en el sistema financiero global legal, por ejemplo en gigantes
financieras como la llamada “Roca Negra”, cuya sede se encuentra en Nueva
York. En estas bolsas financieras se encuentra el
capital producido por negocios legales como por negocios ilegales, a esto zares
financieros no les importa si el capital que llega a sus empresas proviene de
venta de carros o de venta de personas, armas, drogas u órganos. Solo les
interesa que su capital aumente, aumente y aumente.
Al
final toda la podredumbre de la reproducción del capital se blanquea en el
sistema financiero mundial con la anuencia de los Estados y los gobiernos de
todo el sistema, empezando por los más poderosos.
Es importante dejar en claro
que el capitalismo extractivo es quizá una de las formas más violentas de
producción capitalista, que además usa al capitalismo ilegal para asegurar su expansión
y sus operaciones en los territorios.
Así,
las estrategias salvajes usadas por la economía capitalista para garantizar la expansión del capital termina destruyendo
toda la institucionalidad política y social que en otros momentos la acompañó.
Así tenemos la destrucción y perversión del Estado Nacional y toda su
institucionalidad que termina atravesada por las estructuras del capital
mafiosos. Ejemplo de esto es el estado mexicano y colombiano en nuestro continente. No es un
secreto para nadie todas las denuncias y escándalos de narco corrupción que
cruza y enloda a muchos gobiernos y gobernantes de México y de Colombia.
A
nivel político, los gobiernos funcionales al capital convierten el Estado en
aparato de aseguramiento de esta salvaje reproducción del valor. Para esto
reorganizan la estructura estatal en su dimensión jurídica normativa y política
social, con lo cual arrinconan a la sociedad, persiguen y criminalizan la
resistencia social, crean leyes complacientes para los negocios capitalistas,
etc.
El
gobierno de Correa, por ejemplo, generó un estado autoritario que viabilizó la
modernización conservadora del capital fundada en la ampliación del
extractivismo. Un estado gendarme para garantizar la ampliación del marco
mercantil que desarmó los tejidos sociales comunitarios, las organizaciones y
movimientos sociales que son un dique fundamental para detener la devastación
capitalista tanto en sus formas legales cuanto en sus formas ilegales. El
Estado está presente en las zonas de frontera para perseguir la resistencia
social y no para garantizar la seguridad de las poblaciones contra todas estas
formas mafiosas de acumulación.
Sin
tejidos comunitarios, sin organización social, sin movimientos sociales, la
sociedad ecuatoriana queda indefensa ante la brutalidad del capitalismo legal,
pero sobre todo del ilegal.
Por
su lado, el gobierno de Colombia firmó el Tratado de Paz con las FARC, que ero
lo correcto, sin establecer con claridad una política nacional y sobre todo
regional de integración de los desmovilizados y sin instaurar un control
estatal en la zona de frontera, que pronto fue ocupada por las mafias y todos
los grupos violentos que han operado décadas en Colombia y en las fronteras de
sus países vecinos. La Firma de la Paz puede amenazar con volver el territorio
de frontera mucho más violento que cuando operaban la FARC, lo cual es muy
conveniente para la extrema derecha colombiana y sus negocios guerreristas.
En
este contexto tan complejo, lo que preocupa es un proceso de conservadurismo extremo
de la sociedad que producto del miedo y de la comprensión equivocada plantee una
salida violenta, que lo único que traerá es más violencia y beneficios mayores
al capitalismo mafioso de drogas, armas y trata de personas y a las voraces financieras mundiales.
Tan sólo quisiera acotar una sugerencia: deberíamos respondernos ¿Cuál es la posición del académico frente a las tragedias? Me uno a la visión crítica de sus palabras. Sin embargo, dejamos una deuda al público sobre sus posibilidades. El académico debe proporcionar las herramientas para que el ciudadano común, pueda crear sus propias estrategias reflexivas. En este caso apelaría a que nuestra función sea promulgar la organización política. Debemos desmitificar el sentido reaccionario e irreflexivo del miedo. El gobierno está abogando por el enfrentamiento militar, por apalear el miedo con el sacrificio de otros mártires y enemigos. Se está objetivando de la manera más perversa el problema. Nuestra tarea radica en generar vínculos, en lugar de acordonar una población entera (conviertiendolo de a poco en un agujero negro social). Con más razón debemos pensar las condiciones materiales de existencia de esa población empobrecida, de analizar sus formas de subsistencia para poder hacer algo acá con presión política. Saludos
ResponderEliminarDe acuerdo total con usted
ResponderEliminarEste artículo es el antianálisis: en vez de aclarar, obscurece.
ResponderEliminarResumen: «la culpa es del capitalismo». Repítase esta afirmación veinte veces: capitalismo, capitalismo, capitalismo... ¡Listo!
En serio, NINGUNA mención al marxismo de las Farc, ideología que justifica la extrema violencia.
NINGUNA mención a los estados, monopolios de violencia (es decir, LO CONTRARIO del libre mercado) que vuelven ilegal el comercio de drogas, negando así acceso a sistema de justicia a narcos, no quedándoles otro medio de "resolver" sus disputas, que la violencia.
Su artículo es un derroche de posmodernismo que no plantea NINGUNA idea útil o práctica, ni hace NINGUNA predicción útil, ni sugiere NINGÚN curso de acción.
Pero vaya, suena muy "posmo".
Perdón por insistir, pero ¿atacar al sistema económico que ha sacado a MILES DE MILLONES de la pobreza, dizque defendiendo a los pobres?
ResponderEliminarO se es ignorante supino, o se tiene mala fe; ninguna postura halagüeña para la articulista.
Los marxistas SABEN que sus ideas sólo traen pobreza y miseria; pero más les puede el ODIO a la libertad económica y la "sociedad occidental burguesa", que desean destruir.
Que millones queden en la miseria, es un precio que están dispuestos a pagar, para lograr su visión de odio, de DESTRUIR el capitalismo.