¿Qué sucede en la
frontera?
En la última semana el país se ha conmovido por el secuestro de los tres
periodistas del diario el Comercio. Este hecho en el Ecuador, a diferencia de otros
países de América Latina especialmente México y Colombia, es algo
extraordinario a lo que no estamos acostumbrados y a lo que no tenemos que acostumbrarnos. Más
allá de todo lo que se ha dicho y comentado sobre este lamentable suceso, parte de una serie de ataques en las
poblaciones fronterizas del país, hay que mirarlo en su nivel estructural y
objetivo antes que en su nivel subjetivo e irracional. Lo que nos muestran los
medios por lo general es la violencia en su dimensión subjetiva e irracional,
una violencia que parece venir de la pura irracionalidad de los grupos irregulares
(paramilitares, guerrilla, mafias) que operan en la frontera. Incluso,
en los últimos acontecimientos violentos
de la frontera son atribuidos, en una suerte de lectura simple y rápida, a la violencia
irracional, a la maldad, de un disidente
de las FARC de sobrenombre Guacho (Walter Patricio Artízala Vernaza).
Este enfoque único y cerrado en la dimensión subjetiva e irracional de
la violencia, como dice Zizek 2009, “parece
ser un intento desesperado de distraer nuestra atención del auténtico problema,
tapando otras formas de violencia y por lo tanto participando activamente de
ellas.” Distraernos de un análisis que tope la violencia objetiva que mueve
el sistema y que es la verdadera causa de la violencia subjetiva e irracional
que parece venir de desadaptados,
malvados y otros espantos. Es un hecho,
lo que sucede en la frontera incluido el lamentable secuestro de los tres periodistas
es resultado del sistema económico y político que apoyamos como sociedad.
¿De qué se trata esta violencia estructural y objetiva que no queremos
ver? Para entender la violencia
estructural y objetiva es necesario que abandonemos el enfoque cerrado y estrecho
de la violencia subjetiva y espectacular que se trasmite por los medios y
ubicarnos en la estructura de la violencia sistémica. Hay que resistirse a la fascinación de la
violencia subjetiva y su visibilidad espectacular y moral de concentrar el mal en individuos o grupos malvados, sin que esto quiera decir que no
hay responsables directos de la misma. Solo
de esta manera tomaremos contacto con la violencia estructural y objetiva de la
enloquecida y autoestimulante circulación, concentración y acumulación de capital
y de poder. Solo así podremos observar como el capitalismo es un monstruo autoengendrado
que sigue su rumbo de devastación natural y social, ignorando cualquier consideración
humana y ambiental. Detrás de esta perversa metafísica del valor hay personas, poblaciones,
comunidades, periodistas violentados por la reproducción del capital en forma
de negocios de drogas; trata de personas; tráfico de órganos; salvaje
extractivismo de los bienes naturales y sociales; despojo de territorios, conocimientos
y culturas; concentración de tierras; expulsión de poblaciones; guerras, caos, etc.
La especulación imperial del capital financiero, tan etéreo, inodoro e
incoloro, es brutalmente real en
determinar la estructura violenta de los
procesos materiales y sociales. Así “el
destino de un estrato completo de la población o incluso países y continentes
enteros pueden estar determinado por la danza especulativa solipsista del
capital que persigue su metra del beneficio con total indiferencia sobre cómo
afecta dicho movimiento a la realidad social.” (Zizek; 2009) Aunque es
difícil entenderlo, el secuestro de los tres periodistas ecuatorianos y la
violencia que se registra en nuestra frontera es resultado de esta danza
especulativa y macabra de la reproducción inexorable del capital en la región.
Desde esta perspectiva, más allá de la legítima exigencia al gobierno que traiga a los y tres
periodistas sanos y salvo y que se sancione a los responsables directos de esta
violencia perpetrada contra ellos, hay que exigir que se tome medidas reales
para mejorar la vida de las poblaciones
de frontera que viven a diario esta violencia. Para esto es importante demandar
al Estado que ponga límites ciertos a la violenta circulación del capital que destroza
la vida social y ambiental, de lo contrario habrá muchas más mujeres niños y niñas
traficadas, violadas y asesinadas; poblaciones despojadas y expulsadas; territorios
usurpados por las corporaciones; poblaciones violentada, amedrentadas y
asesinadas por las mafias de todo tipo, y muchos más periodistas secuestrados.
Referencia
Zizek, Slavoj. (2009)Sobre la Violencia seis reflexiones marginales. Ed
Paidós, Barcelona
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