martes, 3 de abril de 2018


¿Qué sucede en la frontera?




En la última semana el país se ha conmovido por el secuestro de los tres periodistas del diario el Comercio. Este hecho en el Ecuador, a diferencia de otros países de América Latina especialmente México y Colombia, es algo extraordinario a lo que no estamos acostumbrados y a lo que no tenemos que acostumbrarnos. Más allá de todo lo que se ha dicho y comentado sobre este lamentable suceso,  parte de una serie de ataques en las poblaciones fronterizas del país, hay que mirarlo en su nivel estructural y objetivo antes que en su nivel subjetivo e irracional. Lo que nos muestran los medios por lo general es la violencia en su dimensión subjetiva e irracional, una violencia que parece venir de la pura irracionalidad de los grupos irregulares (paramilitares, guerrilla, mafias) que operan en la frontera.   Incluso, en los  últimos acontecimientos violentos de la frontera son atribuidos, en una suerte de lectura simple y rápida, a la violencia irracional, a la maldad,  de un disidente de las FARC de sobrenombre Guacho (Walter Patricio Artízala Vernaza).

Este enfoque único y cerrado en la dimensión subjetiva e irracional de la violencia, como dice Zizek 2009, “parece ser un intento desesperado de distraer nuestra atención del auténtico problema, tapando otras formas de violencia y por lo tanto participando activamente de ellas.” Distraernos de un análisis que tope la violencia objetiva que mueve el sistema y que es la verdadera causa de la violencia subjetiva e irracional que parece venir de desadaptados, malvados y otros espantos. Es un hecho, lo que sucede en la frontera incluido el lamentable secuestro de los tres periodistas es resultado del sistema económico y político que apoyamos como sociedad.  

¿De qué se trata esta violencia estructural y objetiva que no queremos ver?  Para entender la violencia estructural y objetiva es necesario que abandonemos el enfoque cerrado y estrecho de la violencia subjetiva y espectacular que se trasmite por los medios y ubicarnos en la estructura de la violencia sistémica.  Hay que resistirse a la fascinación de la violencia subjetiva y su visibilidad espectacular y  moral de concentrar el mal en individuos o grupos  malvados, sin que esto quiera decir que no hay responsables directos de la misma.  Solo de esta manera tomaremos contacto con la violencia estructural y objetiva de la enloquecida y autoestimulante circulación, concentración y acumulación de capital y de poder. Solo así podremos observar como el capitalismo es un monstruo autoengendrado que sigue su rumbo de devastación natural y social, ignorando cualquier consideración humana y ambiental. Detrás de esta perversa metafísica del valor hay personas, poblaciones, comunidades, periodistas violentados por la reproducción del capital en forma de negocios de drogas; trata de personas; tráfico de órganos; salvaje extractivismo de los bienes naturales y sociales; despojo de territorios, conocimientos y culturas; concentración de tierras; expulsión de poblaciones; guerras, caos, etc.

La especulación imperial del capital financiero, tan etéreo, inodoro e incoloro,  es brutalmente real en determinar la estructura violenta  de los procesos materiales y sociales. Así “el destino de un estrato completo de la población o incluso países y continentes enteros pueden estar determinado por la danza especulativa solipsista del capital que persigue su metra del beneficio con total indiferencia sobre cómo afecta dicho movimiento a la realidad social.” (Zizek; 2009) Aunque es difícil entenderlo, el secuestro de los tres periodistas ecuatorianos y la violencia que se registra en nuestra frontera es resultado de esta danza especulativa y macabra de la reproducción inexorable del capital en la región.

Desde esta perspectiva, más allá de la legítima  exigencia al gobierno que traiga a los y tres periodistas sanos y salvo y que se sancione a los responsables directos de esta violencia perpetrada contra ellos, hay que exigir que se tome medidas reales para mejorar  la vida de las poblaciones de frontera que viven a diario esta violencia. Para esto es importante demandar al Estado que ponga límites ciertos a la violenta circulación del capital que destroza la vida social y ambiental, de lo contrario habrá muchas más mujeres niños y niñas traficadas, violadas y asesinadas; poblaciones despojadas y expulsadas; territorios usurpados por las corporaciones; poblaciones violentada, amedrentadas y asesinadas por las mafias de todo tipo, y muchos más periodistas secuestrados.        




Referencia
Zizek, Slavoj. (2009)Sobre la Violencia seis reflexiones marginales. Ed Paidós, Barcelona

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