Insisto en indignarme…
No es posible que en las narices de todo el pueblo
ecuatoriano, las corruptas élites que gobiernan el país destapen su cloaca e
inunden de pestilencia nuestra vida social y no pase nada. No es posible que
actos nítidos de corrupción en todos los niveles de las funciones públicas,
aparezcan como una mala serie de ficción ofertada al pueblo para su
entretenimiento. No es posible que los más altos funcionarios negocien,
acuerden e intercambien silencios, delaciones, complicidades, pagos, amenazas de
sus crímenes cometidos en contra los intereses de la sociedad y su ética
pública.
No, no es posible que cada semana un escándalos de corrupción
tape y nos haga olvidar el de la semana
anterior. No, no es posible que la corrupción más infamen se vaya convirtiendo
en algo cotidiano y natural para la sociedad. No es admisible,
por ninguna razón, que aceptemos que los funcionarios delatados sigan ocupando
las funciones de dirección política que ostentan y que sus miserias se ventilen
desde el ejercicio de esos altos cargos. No es posible que a vista y paciencia
de toda la sociedad, estos funcionarios actúen como parte de mafias en guerra
por los negocios y las consecuencias de los mismos.
No estamos hablando de funcionarios con responsabilidad
secundaria en el Estado, estamos hablando nada menos que del Fiscal General del
Estado, del ex Contralor y del Presidente de la Asamblea Nacional.
No puede ser que nos rija un Código Integral Penal
criminalizador de la resistencia social, de la pobreza, de la disidencia
política, de la práctica médica, del periodismo de investigación, etc., mientras
varios de los elaboradores y ejecutores del mismo lo usan como les da la gana
para encubrirse y atacar a la pandilla enemiga. Para los funcionarios del Estado
el Código penal no funciona, pero para perseguir a la sociedad es funcional y
exitoso. No puede ser que Fernando
Villavicencio y Klever Jiménez hayan sido perseguidos, acusados, sentenciados y
sometidos a la humillación del brazalete electrónico por denunciar a los corruptos,
mientras éstos se pasean en los carros del Estado escoltados por la guardia
estatal.
Frente a la corrupción estatal más obscena que hemos
conocido, la sociedad debe exigir la salida de todos los implicados y la
inmediata investigación, la misma que tienen que ser independiente de todas esas
mafias estatales, pues solo así se podrá poner fin a esta obscenidad que hiere, humilla y avergüenza nuestra
vida común. Frente a esta infamia de las élites políticas podridas, la sociedad
debe recuperar su dignidad, pelear por su
dignidad y su ética. Frente a este abominable crimen de los corruptos,
la sociedad debe exigir justicia, hacer justicia.
Cualquiera con un poco de humanidad y decencia se avergonzaría
de esta infamia, a la que han sometido a la sociedad, pero estos corruptos no
solo que no se inmutan, sino que siguen enlodando nuestra vida con sus
prácticas mafiosas.
Insisto, si no somos capaces de indignaros frente a esta
perversión de las élites que nos gobiernan, entonces nos corresponden.
Excelente escrito y no podria estar mas de acuerdo.Saludos.
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