¿Quién traicionó a quién?
Los correístas y su argumento para la consulta
La traición al pueblo
ecuatoriano es el argumento de los defensores del No, identificados con el ex
mandatario, para sostener su posición en la consulta popular de este domingo 4
de febrero.
Hagamos memoria.
Alianza País y su proyecto de la
Revolución Ciudadana logran ser gobierno en el 2007 debido al apoyo mayoritario de todos los
movimientos sociales y populares que lucharon y resistieron durante las dos
décadas de neoliberalismo y que lograron poner un dique al avance salvaje de las
políticas de ajuste estructural. Movilización social que permitió visibilizar la corrupción y servilismo de las élites
políticas y deslegitimar sus gobiernos serviles al neoliberalismo, y que abrió
el espacio político para iniciar una posible transformación social, en función
de las demandas populares por mayor
equidad y justicia. Las organizaciones y movimientos sociales pusieron en el
proyecto de la Revolución Ciudadana todo el capital político conquistado en más
de 20 años de lucha anti neoliberal.
Desde la represión en Dayuma en el 2007, el gobierno de la Revolución Ciudadana en
manos de Correa, empezó su estrategia de traición al mandato entregado por las organizaciones
y movimientos sociales, expresado, más que en la Constitución del 2008, en sus
luchas históricas en contra del capitalismo, el patriarcado y el colonialismo. La
traición del gobierno de Correa al pueblo ecuatoriano se consolidó con la
liquidación de la iniciativa Yasuní y la política estatal de criminalizar la
protesta social. Con esta decisión quedó sellada la traición del correísmo al
pueblo ecuatoriano y su sumisión a las demandas del capitalismo extractivo más
devastador.
No hace falta hacer la lista de todas las arbitrariedades e injusticias
cometidas por el gobierno de Correa en contra de organizaciones indígenas,
campesinas, de mujeres, de jóvenes, de trabajadores, de intelectuales y artistas
críticos a su política, el país fue testigo directo de aquello. Estos ataques a
los sectores sociales no se lo pueden explicar como resultado del carácter autoritario
de Correa, responde a un proyecto de modernización conservadora del capitalismo
en el país, que necesitaba de un gobierno autoritario para ser ejecutado. ¿Quién
traicionó las demandas del pueblo ecuatoriano en contra del neoliberalismo y el
extractivismo? No otros que los que hoy se ponen en el papel de la víctima
traicionada por su compañero político.
Acusan “al traidor” de gobernar con la derecha, con el proyecto del
banquero, de apoyar la restauración del pensamiento más retrógrado y
conservador del país, de abandonar el proyecto revolucionario de la Revolución Ciudadana, de querer
adueñarse de todo el poder del Estado,
de corrupto, etc., etc., … Habría que preguntarles: si no
fue traición que ellos y su gobierno correísta gobernaran durante una
década con grupos de poder económico
nacionales, regionales e internacionales, sobre todo del eje asiático, con los
que hicieron negocios y fortunas a nombre de la revolución? Si no consideran
traición que los grupos que más ganaron en “su década ganada” fueron los de la
banca y entre ellos el Banco de Guayaquil? No fue traición al pueblo traer como discurso
y política estatal los contenidos más racistas y machistas para defender la
visión retrógrada y conservadora de su líder? Acaso no fue traición a la
democracia representativa, no se diga a la participativa y directa concentrar
todos los poderes del Estado en manos de Correa y sus arbitrariedad y atacar sistemáticamente
a las organizaciones sociales? La trama de corrupción entre el Estado y las
empresas capitalistas que institucionalizaron y cínicamente defendieron no es
la peor traición y expoliación al pueblo
y sus intereses? Y, no es traición haber destruido el
horizonte ideológico de la izquierda y su proyecto de trasformación social?
Hoy se quejan de que lo único que quiere “el traidor” con la consulta es desmontar la “gloriosa Revolución Ciudadana”. No sé realmente lo que quiera el gobierno de Moreno,
no está claro aún hacia dónde apuntan sus estrategias políticas y menos su
política económica. Lo que está claro es que difícilmente se podrá desmontar la
intención subjetiva funcional al capitalismo (competencia mercantil y consumismo)
que la década correísta logro introducir en el país a través de su propaganda
ideológica colonial, de su reforma educativa y de su política extractiva.
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