lunes, 11 de diciembre de 2017

La disputa política que confunde a la sociedad



Abierta y públicamente fracturado el movimiento Alianza País, las dos fracciones que disputan el poder del control del Estado argumentan su legitimidad en la defensa de la “revolución” y en la auto nominación como los “verdaderos revolucionarios”.  A nivel del discurso parecería que la disputa es:  quién es  el más revolucionario  y por lo tanto quién  tienen derecho a tal  significante, aunque la verdad es que lo que se disputa es el poder de control del aparato Estatal.  


La fracción correísta se encuentra gravemente debilitada, más que por las estrategias de guerra política de la fracción morenista, que sin lugar a duda han sido decisivas en esta disputa, por sus propios errores políticos. Al parecer, la desesperación por la “traición” de Moreno que los dejó fuera del poder gubernamental y que amenaza con quitarles el control del Estado, en todos sus aparatos y funciones, les quitó  la perspicacia política que mostraron durante la década pasada. Desde que Moreno puso distancia con Correa y limitó su influencia dentro del Estado, los correístas con la dirección del ex presidente comenzaron a cometer, uno tras otro, los peores errores políticos que  se ha visto en esta disputa de poder. Enumeraré los  más visibles: querer  continuar con las sabatinas a través de un canal de Youtube, después de tener todo el aparato mediático del Estado y de la publicidad de los Alvarado; usar un ático como locación para su mensajes a la Nación, después de tener los balcones de la Casa de Gobierno;  asumir el papel de “pandillero de las redes” insultando al “traidor”, después de ser el  primer funcionario del Estado; por último, venir a Ecuador cuando los escándalos de corrupción estatal embarran a sus más cercanos colaboradores y a su amigo de toda la vida. Con todo esto el caudillo queda hecho trizas y sus más fieles seguidores pierden hasta el control del partido y la poca credibilidad que tenían dentro de su militancia.  

En este contexto de debilidad total, a los correístas no se les ocurre más que la “brillante y novedosa idea” de crear otro movimiento con el “innovador” nombre  Revolución Ciudadana RC, con lo que muestran su total falta de iniciativa y su profunda necedad. Se quedaron sin discurso por su adicción a RC (Rafael Correa) y han comenzado a circular y a gozar perversamente en torno a ese significante lleno de perversiones políticas. No se dan cuanta que con ese significante ya gastado no logran ninguna convocatoria, pues al contrario de partir de cero como ellos dicen quieren despegar cargados con toda la corrupción política, económica, ideológica y ética  que ese significante expresa, después de una década de usarlo y abusarlo.       
La estrategia de expulsar a Moreno del Alianza País le explotó en las manos y son ellos los que en rigor se han arrinconado de su propio movimiento y por lo que ahora quieren hacer uno “nuevo”,  repitiendo el mismo libreto ya gastado. Al parecer sufren de una compulsión por la repetición.  No se han enterado que ellos mismo son responsables de vaciar el contenido transformador del significante revolución y haberlo llenado  con su obsceno goce capitalista. Solo esto explica porque ahora su disputa política con la fracción morenista gira en torno a reivindicar su supuesta  vocación revolucionaria, cuando en ellos lo revolucionario significa corrupción en todos los niveles. 
   
La fracción morenista, por su parte, también busca legitimarse en su vocación revolucionaria poniendo énfasis en lo ciudadana, de ahí su estrategia de abrir el diálogo a todos los sectores sociales para asestar una puñalada democrática al autoritarismo correísta. En el discurso de los morenistas el significante revolución ciudadana ha sido vaciado del contenido correísta para que pueda ser el vehículo de la articulación política con otros sectores sociales en su disputa con los correístas. Curiosamente el ala de izquierda de Alianza País que se encuentra con Moreno inclinan más la balanza a lo ciudadano que a lo revolucionario, a diferencia de los correístas, que sin pasado político en la  izquierda, en su últimas patadas de ahogado,  ponen énfasis en la revolución. Curioso también es ver como antiguos correístas de izquierda que fueron incondicionales al autoritarismo del caudillo que defendía, de pronto hoy son morenistas defensores de la democracia liberal que antes combatían sin tregua. Quizá éstos no hayan perdido la brújula política de Maquiavelo, como si parece que lo han hecho los necios leales al caudillo en decadencia.  “No importa que contenido político haya que defender cuando se está claro que lo que único importante es la defensa del poder mismo”. Este premisa del poder explica porque para estos políticos profesionales es fácil defender con total seguridad y firmeza dos cosas absolutamente opuestas: primero la reelección indefinida por la que lucharon con todas su armas y  ahora la pregunta en la consulta que elimina la reelección indefinida.  Así podríamos poner otros ejemplos, como cuando justificaban el autoritarismo y los insultos del caudillo a nombre de defender el proyecto revolucionario o a nombre de comprender el temperamento del ex Presidente  y hoy, que ellos son objeto de esa “fuerza revolucionaria del temperamento”  del señor en mención la critican con toda severidad.  Al parecer no hay principios ni ideológicos ni políticos, solo  la pasión por el poder en beneficio particular.  


Es en este escenario político empobrecido donde la sociedad ecuatoriana tiene que pensar su futuro en común, lamentablemente sin propuestas fuertes  de los movimientos, sin iniciativas sociales autónomas. Son los “revolucionarios”  y su disputa por el poder los que han marcado la cancha política. No sé por qué esto me recuerda a la pelea de 1938 en el seno del entonces PNR de México. Y mientras tanto, la modernización conservadora y violenta del capitalismo en el país ya se dió y se afirma.          

2 comentarios:

  1. Muy interesante su análisis y reflexiones Natalia. Usted apunta a analizar el discurso y el significante "revolución", habla del goce y de la perversión. Me resulta interesante, pues son conceptos del psicoanálisis lacaniano, de Derrida y de Laclau. Un psicoanalista y filósofo que se llama Jorge Alemán, habla de que en estos tiempos estamos haciendo un duelo, como sociedad global, del significante revolución, y el problema es que no logramos sustituirla por otro significante que represente el freno al capitalismo y el cambio radical. No encontramos en cada contexto un significante lleno de contenido que represente las luchas de los oprimidos. El sumak Kawsay podría ser un intento pero se ha folklorizado demasiado. Lo que ocurre en Ecuador es lamentable. Pero tengo esperanza en las luchas de pequeños colectivos. ¿Dónde están los nuevos movimientos de izquierda que ayuden a equilibrar la balanza en cuanto a los partidos? No hay movilización social en estos momentos. La gente está harta y adormecida. Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  2. Pamela de acuerdo en lo dicho por el profesor Alemán. También tenbo esperanza en la lucha de los pequeños colectivos sociales
    Saludos cordiales

    ResponderEliminar