La reforma universitaria regresiva
A
propósito de los 50 años de vida de la Escuela de Sociología y Ciencias
Políticas de la Universidad Central, espacio del pensamiento crítico ecuatoriano
por excelencia, es urgente debatir la
última reforma universitaria promovida y ejecutada en el primer gobierno de Alianza País.
La
segunda reforma universitaria impulsada por Manuel Agustín Aguirre, teórico y dirigente
socialista, tenía como principio rector integrar a la universidad ecuatoriana a
las fuerzas transformadoras que luchaban por la construcción del socialismo. Este principio, que regía la reforma
universitaria, suponía el desarrollo y fortalecimiento del pensamiento crítico,
en la perspectiva de disputar al pensamiento hegemónico el sentido desde el
cual se construye la realidad social. De esta amanera, la dirección de esta reforma universitaria
exigía: a) abrir las puertas de la universidad a toda la juventud, sobre todo a
aquella perteneciente a los sectores populares, históricamente excluidos del
sistema universitario, b) promover las Ciencias Sociales como pensamiento de
construcción de una consciencia crítica y descolonizadora, c) una alianza entre
la universidad y el pueblo. La universidad
ecuatoriana se convertía de esta forma en el eje de la transformación social.
Durante
las décadas que siguieron a la segunda reforma universitaria de 1973, la
universidad estatal ecuatoriana fue el centro de los debates político e
ideológico en torno al proceso de transformación social y por lo tanto centro de pensamiento crítico. Debido
a este papel transformador que ejercía, la universidad fue objeto de criminalización
y persecución por las dictaduras militares de los años 70s y también por los
gobiernos neoliberales de los años 80s. Por otra parte, la política neoliberal redujo
el presupuesto estatal para la universidad hasta estrangularla económicamente,
lo que ocasionó su deterioro y precarización
como centro de investigación y producción de conocimiento. En este contexto de debilitamiento económico,
las disputas políticas internas e intestinas entre varios partidos de izquierda que hacía
política en la universidad colaboraron en el deterioro de la Universidad estatal,
la misma que, además, era arrinconada por decenas de universidades de garaje que
se volvieron un negocio para las clases medias.
Para
los años 2000 la Universidad Ecuatoriana estaba en una aguda crisis, y urgía hacer una tercera reforma para rescatarla del neoliberalismo y la
precariedad cognitiva en la que se encontraba. Lamentablemente, la reforma
promovida por la Revolución Ciudadana fue hecha bajo el principio empresarial
impuesto por el capital cognitivo mundial. El gobierno de A.P. invirtió en la universidad
estatal básicamente en infraestructura y en capital cognitivo funcional al
sistema, lo cual estableció las condiciones para integrarla al mercado global
del conocimiento. El examen de ingreso que impusieron convirtió a la
universidad en un espacio restringido para una élite de clase media que
desplazó a miles de jóvenes de sectores populares de los estudios
universitarios. Recolonizaron la educación trayendo docentes universitarios
extranjeros con una clara política que dividía a los profesores en los
profesores de élite y los otros. En general, obligaron a la universidad ecuatoriana
a asumir los parámetros mercantiles que
gobiernan la producción de conocimiento al servicio de la acumulación de
capital.
Así, esta tercera reforma universitaria, impulsada por los tecnócratas
de PAIS, ha significado la persecución y el asecho tecnoburocrático al
pensamiento social y mucho más al pensamiento social crítico; la burocratización
empresarial de la investigación y los procesos cognitivos; la reclusión del
pensamiento en las leyes del mercado y del conocimiento. Se operó un claro
retroceso conservador respecto de la segunda reforma universitaria, el cual es
urgente debatirlo y detenerlo, pues significa la muerte del pensamiento crítico
para la transformación social hacia una sociedad más justa y equitativa. La LOES debe ser revisada de inmediato para contener
la mercantilización de la universidad y los tecnócratas responsables investigados y sancionados.
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