lunes, 23 de octubre de 2017

Será que quieren calentar las calles?



En los últimos días, lo correísta más leales, como es el Sr. Patiño, ha anunciado que está preparando una movilización social para pedir la liberación de Jorge Glass y para rechazar las preguntas de la consulta  sobre la reelección indefinida y la cesación de los miembros actuales el Concejo de Participación Ciudadana.


Como cambian los tiempos, los mismos que cuando fueron parte del poder gubernamental   acusaron, persiguieron y encarcelaron a los dirigentes de las organizaciones sociales por organizar  movilizaciones, según ellos para calentar las calles  y preparar un golpe de estado blando, hoy estén intentando movilizar a sus bases correístas en contra de su compañero de partido. En la década que gobernaron con todo el autoritarismo del que fueron capaces, no permitían que nadie opine distinto que nadie disienta; hicieron todas las contramanchas posibles para atacar a los indígenas, campesinos, trabajadores, ecologistas, educadores, mujeres, jóvenes, periodistas, que marchaban en protesta del autoritarismo gubernamental y por la defensa de sus territorios, la naturaleza, su economía campesina popular y solidaria, sus derechos laborales, equidad de género,  su derechos a estudiar, por la libre comunicación y expresión, eran conspiradores en contra del sagrado derecho del estado y su gobierno a decidir todo a espaldas de la sociedad.  

Hoy, ellos mismos, los ultra respetuosos de la institucionalidad Estatal, cuando ellos la dirigían, han decidido calentar las calles en contra de su compañero de partido, hoy Presidente de la República,  porque según dicen les ha traicionado. Van a movilizarse en  contra dos preguntas de la Consulta Popular preparada por Lenin Moreno, según dice Patiño porque hay que defender el derecho de los ciudadanos a elegir a quien quieran, así es apersona haya gobernado durante 10, 20 y  más años. Casualmente  su defensa de derechos  beneficiaría a su líder, el que ya gobernó por 10 años. Quieren recuperar los derechos ganados con su reforma ilegítima a la Constitución, que impedía este sagrado derecho y que también de pura coincidencia ellos la redactaron, cunado no sabía que iban a querer perpetuarse en el poder. Ahora ponen de ejemplo de la reelección a su archienemigo Jaime Nebot.

Rechazan también la pregunta sobre su Concejo de Participación Ciudadana, así como el Concejo interino, aduciendo que Lenin Moreno, su compañero de partido, quiere tomarse por asalto todas las instituciones del Estado sin límites, sin restricciones, sin norma pre establecido todos los poderes. Que tal¡¡¡. Tienen toda la razón, como en el gobierno de Correa había tanta institucionalidad, tanta independencia de poderes, como su líder respetó tanto las competencias de las funciones del Estado y lucho por profundizar la democracia sobre todo la directa. Como todas las funciones del estado fueron ocupado por personas independientes a la orden del jefe. Es justo que quieran defender los logros de grupo ganados por la concentración de poder y el autoritarismo de su gobierno, ganaron mucho con eso y siguen hoy beneficiándose de ello.      
  
Por último, Patiño llama a movilizarse por la libertad de Jorge Glas, su compañero inocente, su cómplice de todas sus buenas obras revolucionarias. Critican al sistema de justicias reformado por ellos para hacerlo a su medida. Es definitivamente increíble que hasta la institucionalidad manipulada por ellos, hecha por ellos no alcance para cubrir sus travesuritas de grupo. Su cinismo es extremadamente inmoral   
    

Lo cierto es que no hay como no preguntarse: para que estarán calentando las calles, para un  golpe blando, duro, para desestabilizar el gobierno de su compañero Lenin, para amedrentar a la Fiscalía, en los funcionarios dignos como Diana Salazar. Habrá que ver si ahora el gobierno actual los acusa de desestabilizadores, saboteadores, terroristas u otros adjetivos jurídicos que ellos inventaron para criminalizar la lucha social. Aunque ciertamente su movilización nada tiene de resistencia social, no es más que la defensa desesperada de su grupo de privilegio   

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