martes, 25 de febrero de 2014

Notas para discutir los resultados electorales de febrero del 2014

Las elecciones seccionales realizadas este 23 de febrero movieron el mapa político electoral respecto a las elecciones nacionales llevadas a cabo en febrero del 2013. Un año atrás el Movimiento Alianza País consiguió obtener la mayoría casi absoluta de las representaciones nacionales, lo cual le consolidó en el poder Estatal, seis años después de haber llegado al mismo. En el mapa político dibujado por los resultados de las elecciones de febrero del 2013, la oposición se encontró fuertemente debilitada y arrinconada por la aplanadora del A.P. Inmediatamente después de haber conquistado el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, el Gobierno controló la totalidad de los poderes y funciones del Estado con lo cual aprobó leyes y decretos que consolidaban su poder y abrían paso a la ejecución de su proyecto económico (capitalismo extractivista) y político (autoritarismo estatal). Tanto la política económica cuanto el manejo autoritario del poder político ejecutado por el Gobierno de A.P. generaron un paulatino crecimiento de malestar en diversos sectores sociales. 

Así, este último año, caracterizado por el poder absoluto de A.P. en el Estado, es también el año de su mayor desgaste político en el seno de la sociedad civil ecuatoriana. Esta situación expresa la paradoja propia de la concentración del poder que generó A.P. a partir de su victoria electoral en  las elecciones nacionales, con la cual se apoderó del manejo de todos los poderes del Estado. Por un lado, sin oposición política, es decir sin enemigo externo que funja de chivo expiatorio que concentre el mal y posibilite la cohesión del Movimiento, éste empieza su desgaste interno (fraccionamiento, disputas por espacio de poder, disputas ideológicas, disputas personales, etc.). Por otro lado, la concentración del poder de A.P., que en rigor se dio en la figura del Presidente, exacerbo formas autoritarias de gestión en el manejo de los asuntos de Estado y en la relación con la sociedad.
El desgaste político sufrido por A.P: en este último año se hizo evidente en cuatro hechos sintomáticos que marcaron un punto de inflexión, el mismo que se expresó en el resultado de las últimas elecciones, donde gran parte del pueblo ecuatoriano dijo NO al proyecto del Gobierno.  Cuatro hechos que tuvieron como escenario político del debate a Quito y que permiten de alguna manera comprender la derrota que A.P. sufrió en la capital y en otras ciudades importantes del país.
1.                  El primero y quizá el más significativo por el debate estructural que moviliza es el tema del Yasuní. Cuando el Gobierno decidió terminar la iniciativa Yasuní que proponía dejar el petróleo bajo suelo, promocionada por el mismo Gobierno durante más de cuatro años a nivel nacional e internacional, la población resintió mucho. El debate que se concentro básicamente en Quito planteó la necesidad de una consulta popular para que el pueblo decida sobre el futuro de la iniciativa. La respuesta que el Gobierno dio a esta demanda social fue su total descalificación y una violenta propaganda institucional para defender su decisión de explotar el Yasuní. Más allá y por sobre esta reacción gubernamental ciertas organizaciones sociales lideradas por la plataforma Yasunidos emprendieron la campaña de recolección de firmas para exigir la consulta popular. Este proceso mostró que a pesar de la campaña del Gobierno para defender la explotación hay muchos sectores, sobre todo de jóvenes urbanos y sectores indígenas y campesinos, que no aceptan tal decisión, más aún cuando al propio Gobierno le cuesta desmontar la  campaña que durante más de cuatro años hizo para posicionar la iniciativa. La unilateral decisión del Gobierno sobre el tema Yasuni  develó  y puso al debate público el proyecto económico extractivo de A.P., lo que ha su vez cuestiona seriamente su autodeclarada línea progresista.
2.                  El segundo abrió la discusión en torno a la aprobación del nuevo Código Penal Integral claramente punitivo, no solo por la criminalización de la lucha social, denunciada por las organizaciones afectadas por juicios por terrorismo  y rebelión en contra de sus dirigentes, sino por la criminalización de la sociedad visible entre otras cosas  el artículo de la mala práctica profesional. Fueron los médicos los que se movilizaron para rechazar la forma de esta penalización y lograron, con nuevas formas de resistencia, poner al  Gobierno, que se mostraba cada vez más autoritario e intransigente, a negociar. La protesta médica de alguna manera mostró que es posible resistir ante el abierto autoritarismo gubernamental.
3.                  El tercero abierto por el incidente que se dio entre el Presidente de la República y el cantautor popular Jaime Guevara, quien fuera humillado, insultado y maltratado por el aparato de gobierno por haber, según decían, “insultado a la majestad del presidente” evidencio la prepotencia irracional del poder.  La respuesta del Gobierno a la irreverencia del histórico cantautor popular fue, por decir lo menos, desproporcionada; una vez más se puso en acto el obsceno linchamiento público por parte de todo el aparato Estatal en contra de un ciudadano, la diferencia esta vez era que ese ciudadano es un símbolo de las luchas populares por más de cuatro décadas.   
4.                  El cuarto, que sin duda provoca la herida narcisista más profunda en el poder, es la sanción que, por orden del presidente, la Superintendencia de Comunicación, amparada en la Ley de Comunicación, impuso al caricaturista Xavier Bonilla (Bonil), por la caricatura donde se hacía referencia al allanamiento de la casa del asesor político Fernando Villavicencio, quien se encontraban investigando supuestos actos de corrupción gubernamental. El control de la comunicación y la opinión llegó a niveles inverosímiles con este hecho, donde  el absurdo vuelto solemne deviene en ridículo. La sanción a la opinión expresada en una caricatura mostró una profunda debilidad del “gran poder” del Gobierno,  se puede decir que justamente el ejercicio obsceno del poder lo desnuda en su infinita fragilidad, lo cual lo vuelve objeto de la burla del pueblo. Se abre de esta manera algo que es fundamental en la resistencia a los poderes autoritarios: el carnaval, esa respuesta donde los dominados se liberan del poder de los dominadores desde la risa, que frente a la  ridícula solemnidad del poder es letal. Cuando el pueblo se ríe del poder, no solo que es el signo de que pierde el miedo, sino que deja de creer en su autoridad lo que lo desvanece. De hecho, la rectificación que tuvo que hacer Bonil a la caricatura por exigencia de la Superintendencia de Comunicación, dejo al poder en más ridículo que la primera caricatura y terminó por desnudarlo, convirtiéndolo en el hazme reír de la población.
Me parece que son estos cuatro hechos los que, en gran medida, despojaron al poder de A.P. de su autoridad y credibilidad, pues al tiempo que mostraron la ilegítima concentración del poder que había amasado mostraron, por eso mismo, su profunda debilidad. Desnudado el poder de su poder, gran parte del pueblo le retiró a nivel local el apoyo que le había dado hace un año a nivel nacional. En definitiva el proyecto de A. P. no pudo consolidarse a nivel local, lo cual abre un nuevo escenario en el tablero político que aún no es posible saber cómo se desenvolverá. Lo poco que se puede ver es que la vieja derecha socialcristiana y alguna vieja derecha remozada lograron ciertos espacios de poder local que habían perdido.  Así también, se puede ver que la línea más dura de la derecha en el Gobierno aliada a los nuevos grupos de poder económico formados en este periodo sale victoriosa frente a la línea más “progresistas” del Gobierno. Un hecho importante a tomarse en cuenta es que Pachakutik, brazo político del movimiento indígena, se presenta como la segunda fuerza política electoral del país. Más allá de esto, lamentablemente la izquierda no ha logrado generar una propuesta clara, quizás porque aún no consigue recuperar el discurso revolucionario apropiado por A.P., debido quizá a que no logra superar viejos esquemas que no permiten dar respuestas a los nuevos retos de la transformación social. Lo único que parece estar claro para la izquierda es la urgencia de construir, defender y fortalecer la autonomía de las organizaciones sociales y populares. Hoy más que nunca cuando ya se empieza a observar con más claridad las consecuencias peligrosas del trabajo que hizo Alianza País para la vieja derecha neoliberal. Fortalecieron un Estado autoritario que garantice la expansión de los intereses económicos de los grupos de la vieja y la nueva derecha, nacional e internacional, principales beneficiarios de la Revolución Ciudadana.

                                

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