domingo, 10 de septiembre de 2017

El acuerdo de A.P. un juramento al cinismo, en nombre de la sinceridad  moral


La semana anterior, la Dirección Nacional de Alianza País presentó  a la sociedad un comunicado de resoluciones frente a su gobierno. Es importante analizar el documento para saber qué mismo quieren decir.


En la parte de los considerandos plantean que por justicia y por verdad las transformaciones de estos 10 años deben ser respetadas y reconocidas. Más allá de la retórica revolucionaria, seguramente exigen reconocer y respetar la ilegítima consulta popular con la cual subordinaron la justicia a los intereses gubernamentales, las reformas constitucionales con las cuales aseguraron la reelección indefinida de su caudillo, su quinto poder con el que asaltaron todas las funciones del Estado, el enriquecimiento escandaloso de ciertas empresas aliadas y ciertos funcionarios leales, la ampliación de la frontera extractiva, la criminalización de la protesta social, la persecución a la disidencia política, la firma del Acuerdo Comercial con la Europa, la deuda externa incrementada durante su gobierno, el debilitamiento de la seguridad social, etc. 

Dicen que A.P mantiene su respeto a la democracia, se entiende a la representativa que ellos controlan y que los llevó a un  nuevo triunfo el 2 de abril. Está claro que no les interesa respetar otras formas de democracia, menos aún la directa que les disputa el poder concentrado con el cual gobernaron estos 10 años. Se acostumbraron a tener un CNE que dicte las reglas del juego democrático donde se aseguraban el triunfo. Lo que no sospecharon, más allá de su maquiavelismo político, con el cual se criminalizó y persiguió a la sociedad, es que el “mal” no estaba fuera de A.P. sino dentro. No sospecharon que su candidato, hoy presidente, podía tener pensamiento propio (no importa cuál pero propio), quizá porque la mayoría que hoy firma este acuerdo nunca lo tuvieron.

Hablan de la existencia de una presión ilegítima por imponer una agenda de los poderes oligárquicos, la banca y los grupos políticos de oposición. Al parecer la presión de las corporaciones extractivas, particularmente de las de origen chino,  la de las empresas constructoras chinas y  brasileñas, la de los grupos económicos nacionales que crecieron en su gobierno, la de la banca ecuatoriana que fue la que más ganó en la década ganada, era una presión legítima y quizá por eso la presión se hizo agenda del gobierno correísta. 

Dicen que la presión se orienta a provocar un retroceso social y económico, la desestabilidad política y a trastocar la institucionalidad constitucional y volver a las viejas formas de la partidocracia. Aunque, la voracidad de los “ganadores” siempre puede hacer retroceder los derechos sociales y económicos de la sociedad, en su década ganada ya lograron que retrocedieran muchos derechos económicos, sociales y sobre todo culturales. Justamente la estabilidad política de la que tanto se jactan se explica en gran parte en el retroceso de derechos civiles de la sociedad, sobre todo lo que tiene que ver con la libre asociación, la disidencia política, la libertad de comunicación, etc.  En aquello de que regresen las viejas formas de la partidocracia puede que tengan razón, pues en su década todos los grupos de la partidocracia quedaron resumidos en Alianza País y en sus prácticas políticas monolíticas poco o nada éticas. Valga decir que en la época ganada, las prácticas de la partidocracia fueron corregidas y mejoradas para el control total de la sociedad.

Con estas consideraciones resuelven lo siguiente:

1.       Rechazar y exigir el cese de descalificativos infundados que atentan contra la dignidad de la militancia de PAIS, vengan de donde vengan, ahí se incluye a miembros de su propio movimiento empezando por el Presidente. Es graciosos por decir lo menos esta resolución, se pasaron una década  descalificando a cualquier ciudadano o grupo social que se atreviera a criticar a su gobierno. De hecho, impusieron un patíbulo público los sábados para sacrificar cada semana a los “sacrílegos que osaban hablar mal de su revolución”. Nunca les importó si eran pueblos ancestrales, campesinos, mujeres, diversidades sexuales a quienes el mundo les reconoce merecedores de una justicia histórica. Menos le importó si el sujeto de sus insultos descalificaciones y humillaciones eran periodistas, profesores universitarios, jóvenes estudiantes, cantautores, artistas, etc. Respaldados y protegidos por el primer insultador y descalificador del país, su líder máximo, hacían de las suyas denigrando a quién podían. Hoy que su propio compañero de movimiento y actual Presidente señala ciertas características de los militantes de PAIS, como aquello de “ovejunos” y advierte comportamientos políticos de los “revolucionarios” que más se parecen a los de las mafias, se sienten heridos.  Lo interesante de este viraje es que el señalamiento no viene de la “izquierda infantil”, “los ponchos dorados”, “las histéricas”, “el asambleísta de oposición”, “el periodista mediocre”, viene nada menos que de su Presidente, al que no puede insultar, perseguir, juzgar, encarcelar, destruirle social y económicamente, imponerle sanciones económicas por su honor mancillado, etc.

2.       Convocar a toda la militancia de PAIS a construir el plan de acción política. Es más que obvio que  se viene al interior de sus filas una disputa abierta por consolidar fuerzas en contra del “traidor”. Visto de lejos esta resolución es positiva para el movimiento, al fin pueden discutir abiertamente las fracciones internas sin el miedo de que su líder máximo los mande a callar. Esperemos que recuperen la razón y puedan hacerlo de manera coherente y no desaten una guerra a muerte por la defensa de su revolución frente a los otros revolucionarios de su partido. Sería lamentable para ellos que esta convocatoria de construir la acción política no sea, en el mejor de los casos, más que una política de purgas al mejor estilo stalinista y, en el peor escenario, una cacería de brujas  en la tradición de los capos.

3.       Los reconocimientos a los militantes Patiño y compañía y al vicepresidente en su cruzada por mostrar su inocencia que todos dicen conocer pero nadie realmente cree, es solo parte de la retórica revolucionaria que aprendieron en estos años y que no tienen substancia alguna.


4.       Resuelve respaldar la consulta popular de la que habla su Presidente, siempre y cuando se oriente a ampliar derechos, justicia social e igualdad de oportunidades… Exactamente como hicieron la consulta que reestructuró la justicia para ser manejada a su antojo, o como manejaron el pedido de consulta en el tema Yasuní, o como reformaron la Constitución a su favor.  Apoyan la consulta popular siempre y cuando se la haga como las consultas que manejaron en su década ganada, es decir cuando éstas aseguren su estadía en el poder del Estado y los privilegios que ésta conlleva. Amenazan con una nueva Constituyente, quizá habría que apoyar esta idea  para ver si se logra desmontar el Estado centralizado al servicio del capital, que construyeron.

5.       Condena la doble moral de la banca privada que antes se opuso al dinero electrónico y ahora lo aprueba cuando ellos lo van a manejar. Apoyo total a esta resolución con un agregado. Hay que condenar la doble moral de PAIS cuando se pasa descalificando a la banca privada con la cual gobernó en su década ganada. Lo que ha hecho su nuevo presidente es dejar de ser doble moral y hacer de frente los acuerdos con la banca que su anterior presidente los hacía bajo mesa. Este mismo agregado vale para aquello del diálogo productivo y tributario en lo referente a: eliminación del impuesto a la salida de capital, conjuntamente con esta preocupación debería preocuparse de que todo el capital que en su década corrupta robaron a la sociedad retorne al país, así como todos el capital que salió por efecto de los sobreprecios de los contratos públicos. Sobre detener la flexibilización laboral que implica pérdida de derechos laborales, correcto! pero hay que decirles a los revolucionarios  que se tiene que eliminar todas la formas maquilladas de flexibilización laboral y de explotación laboral que se inventaron en su década, y las eufemismos técnicos y estadísticos con los que las ocultan, como aquello de trabajo inadecuado.

6.       Sería bueno que en su acto de sinceridad  moral aprueben en la Asamblea la subida de dos puntos porcentuales al impuesto a la renta a los grandes grupos económicos que hicieron feria en su gobierno de la década ganada. Por la defensa de los derechos de los trabajadores hay que ver cuánto resuelven en enero subir el salario. En este sinceramiento moral que predican deben  pronunciarse sobre el endeudamiento externo que incrementaron, por el despilfarro de la riqueza social durante su década ganada, por la corrupción obscena que promovieron, por la ampliación de la frontera extractiva que impulsaron en estos diez años y que provocó destrucción de la naturaleza y de los territorios de los pueblos. Tanto que defienden la economía popular y solidaria deben decir algo  por la firma del Acuerdo de Libre Comercio con la Comunidad Económica Europea y las consecuencias obvias que va a tener en la economía popular y campesina; por qué no dicen nada sobre la deuda con la economía campesina por estos diez año de abandono. Y si seguimos combatiendo la doble moral, ya deben aclarar su apoyo al Plan Familia Ecuador, su sometimiento y apoyo a la violencia machista de su líder máximo, su respaldo y complicidad con la penalización del aborto y la criminalización de miles de mujeres. 

Por supuesto que de esto mejor no hablan, siempre han hablado de lo que les conviene no de lo que realmente le preocupa a la sociedad. Ahora han decidido entrar en una cruzada por la defensa de la “revolución”, la misma que  tiene al enemigo adentro y ya no afuera. Cuando el chivo expiatorio se introduce en la totalidad simbólica ya no sirve como cohesionador de la  misma. Ya no pueden concentrar el mal por fuera de su movimiento y por lo tanto su debacle ha empezado.

Es entonces hora de la sociedad para que se haga las preguntas que debe contestar en una consulta, realmente popular, sobre qué es lo que hay que cambiar de esta década y de su institucionalidad estatal. Por ejemplo que hacer con el tema del extractivismo, cómo afrontar la deuda, cómo afrontar la crisis, quién debe asumirla, además de echar abajo la institucionalidad de la corrupción, el saqueo, el encubrimiento, los chantajes, el amedrentamiento, el machismo, el autoritarismo, los privilegios y demás derechos de A.P.
   
















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