lunes, 29 de febrero de 2016

El feminicidio, la más abominable vergüenza social



Con el execrable asesinato de las dos turistas argentinas en el balneario de Montañita, hecho que se suma a una lista de asesinatos de mujeres ecuatorianas, que han quedado en la impunidad, es hora que acabemos con la hipocresía que como sociedad mantenemos sobre esta violencia y exijamos a las instancias estatales responsabilizarse y poner fin a la misma.

Es urgente entender que la violencia contra las mujeres no es un hecho aislado y contingente, sino histórico y estructural que se explica por el modelo patriarcal y machista que organiza la relaciones de género, donde lo masculino se impone con violencia a lo femenino.  
Además de ciertamente sancionar a los responsables directos de los asesinatos y violaciones de mujeres, es urgente destruir las relaciones sociales de dominación masculina que engendran a los asesinos y violadores. Esta, de hecho, es una tarea responsabilidad de toda la sociedad en todos y cada uno de sus estamentos. Es urgente transformar las instituciones de la sociedad civil y del Estado, formadas en relaciones de dominación patriarcal que naturalizan y legitiman la violencia contra las  mujeres.

En función de este propósito, primero hay que destapar sin miedo la abominable condición social que hace culpable a las mujeres por el hecho de ser mujeres y, a partir de allí, nos condena a pagar una culpa, muy beneficiosa a  la dominación patriarcal, con sometimiento a su violencia masculina. Cuando la sociedad se descubra en su abyecta dominación fálica, podrá sentir vergüenza de la violencia machista de las instituciones estatales que permiten la impunidad de los asesinos y violadores de mujeres;  que consienten y promueven las inequidades de género laborales, educativas, culturales, políticas, económicas, ideológicas y jurídicas. Sentir vergüenza de las injusticias cotidianas que nos obligan a vivir sitiadas, escondidas en  un mundo que no solo que no nos pertenece, sino que es hostil para nosotras –no poder caminar libremente por las calles en el tiempo y en los espacios que si lo hacen los hombres, no poder vestirnos con libertad como si lo hacen los hombres, no poder pensar, no poder hablar, no poder opinar, no poder viajar, no poder…no poder. Sentir vergüenza de pensar que la víctima de la violencia machista es responsable de haber sido ultrajada por vestirse de determinada manera, por divertirse, por reírse, por confiar, simplemente por ser. Responsable de ser asesinada por no permitir que la violen, la usen, la sometan; responsable por ser digna y pelear por su dignidad.
   
La sociedad tiene que sentir vergüenza de la violencia machista de sus  gobernantes y caudillos, que no solo que humillan públicamente a las mujeres, sino que hacen cínico alarde de su despreciable acto.  Sentir vergüenza de sus gobernantes que no son capaces de defender la integridad de las mujeres del país que gobiernan,  frente a la violencia machista de caudillos extranjeros conocidos por sus crímenes contra las mujeres. Sentir vergüenza de gobiernos que obligan a sus integrantes mujeres a asumir públicamente su sumisión a la violencia machista del presidente.  Sentir vergüenza de una sociedad cuya perversa economía nos ha convertido en mercancía publicitaria de las grandes corporaciones capitalistas y mercancía de las organizaciones criminales de tráfico de mujeres para la prostitución.   

Cuando la sociedad patriarcal sea capaz de sentir vergüenza de su violencia machista  y sobre todo cuando los hombres sientan vergüenza de su poder y de los privilegios que éste conlleva para ellos y de las atrocidades que por él padecemos las mujeres, abandonarán sus prerrogativas y se pondrán junto a nosotras para transformar esta vergonzosa y cobarde sociedad.



lunes, 22 de febrero de 2016

La crisis de la tasa de ganancia, la padecen los trabajadores en beneficio de los capitales




Después de una década de ganancia por renta petrolera, la misma que en su gran parte fue a parar a manos del capital financiero y comercial nacional e internacional, el país padece una vez más  la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, característica del capitalismo mundial, que en  el ámbito de la producción petrolera ha hecho que los precios de éste caigan y provoquen una fuerte contracción en la capacidad adquisitiva de los individuos y del Estado Ecuatoriano. 

Antes de seguir analizando esta conocida crisis, es importante señalar que en las épocas de prosperidad económica, como la que acabamos de pasar, las economías de los países pobres en crecimiento costea la compensación del desequilibrio económico producido por la baja en la tasa de ganancia del capital internacional.  Esta compensación se da por efecto de la transferencia de riqueza dada por el intercambio desigual entre bienes altamente industrializados y los productos primarios como el petróleo; por endeudamiento especulativo con la China y ventajas excepcionales a la inversión extranjera en este último periodo principalmente a la proveniente del capital Chino (hidroeléctricas, minería, infraestructura); y por último, por las elevadas tasas de plusvalía derivadas de la explotación de abundante mano de obra. Se entiende entonces que en estos 10 años de “crecimiento” económico, el Ecuador  al igual que el resto de países de América latina compenso de alguna manera el desequilibrio: “Por la triple vía de producir materias primas que abaratan el capital constante, utilizar salarios bajos que reducen el capital variable  y estabilizar formas de expropiación laboral que elevan las tasas de plusvalía.” (Katz: 2004)

De vuelta a la actual crisis hay que decir que  la depreciación de los precios del petróleo se explica por: ¡)  las manipulaciones de poder  en  la geopolítica mundial, ¡¡) las especulaciones del capital financiero,  y ¡¡¡) el cambio en la composición orgánica del capital petrolero. Referida a la última causa, es decir la elevación de la proporción entre el volumen de los medios de producción y la cantidad de trabajo vivo, permite aumentar la extracción-producción petrolera debido al incremento de nuevas tecnologías de extracción que podrían aumentar las reservas recuperables mundiales de crudo en seis veces, a 10,2 billones de barriles en el futuro próximo, según un nuevo informe.

Los llamados momentos o épocas de crisis económicas tienen lugar cuando hay una caída en la tasa general de ganancia, que no necesariamente significa la caída en la tasa de ganancia de las grandes corporaciones, en este caso del petróleo, pues la rentabilidad de las grandes empresas garantiza la supervivencia del sistema a pesar de la tendencia general de baja en la tasa de ganancia de la economía capitalista. También es importante decir que si bien el desequilibrio provocado por la tendencia decreciente de la tasa de ganancia se origina en las economías centrales, pues allí aparece el exceso de capitalización que caracteriza la sobre acumulación, es sentido con mayor fuerza en los países de economías dependientes como el Ecuador  

La crisis económica que afecta hoy al país es sin lugar a dudas transferida desde el centro a la periferia, a través de un conjunto de mecanismos comerciales, financieros e industriales como la caída de precios del petróleo, la salida de capitales nacionales, las exigencias de pago de deuda externa que hoy representan más extracción petrolera,  y la contracción o ausencia de inversión extranjera.  (Cfr. Katz: 2004) Debido a la globalización económica, que supone mayor integración de  nuestra economía en condiciones de subordinación, los efectos de la ley de baja en la tasa de ganancia es mucho mayor que en épocas anteriores.  

En el caso del Ecuador, las grandes empresas nacionales, muchas de ellas ligadas a capital internacional, imponen los efectos de la caída en la tasa nacional de ganancia a las pequeñas y medianas empresas, además de, y principalmente, a las actividades productivas no capitalistas que siguen siendo, en volumen, muy importantes en el mundo actual y particularmente en el Ecuador. (Cfr. Carcanholo: 2013)

Las crisis económicas del sistema, muchas veces resultado directo o indirecto de una manifestación aguda de la mencionada ley, tienen entre otras consecuencias la de imponer fuertes pérdidas a los pequeños y medios inversionistas y a producir mayor concentración y centralización del capital, al mismo tiempo que destruyen el capital menos eficiente. De ese modo, la crisis, al producir mayor concentración de capital, tienden a elevar el diferencial de tasas de ganancia a favor del gran capital.
Desde esta perspectiva, las llamadas crisis de recesión no hacen sino fortalecer la magnitud de  la transferencia de valor a las grandes empresas capitalistas. Es claro que los que van a soportar la crisis de la baja de la tasa de ganancia por renta petrolera no son las grandes empresas financieras y comerciales (Banco de Guayaquil, Banco del Pichincha, La Favorita, el Juri, Nirsa, etc.) sino las medianas y pequeñas empresas y sobre todo aquellas que componen la llamada economía popular, familiar y campesina.

La afectación mayor de la baja en la tasa de ganancia de la renta petrolera nacional va a ser para los trabajadores. Las grandes empresas seguirán manteniendo aunque sea depreciado su patrimonio-valor, su propiedad material o capital fijo (instalaciones físicas, máquinas, equipamiento) que no es otra cosa que trabajo muerto acumulado. Este solo hecho le da ventaja y dominio  social sobre el trabajo vivo  de masas de trabajadores, cuyo valor se deprecia por la crisis. Eso y no otra cosa es lo que se expresa en políticas de reducción de horas de trabajo que implican reducción de salarios. Los grandes empresarios mantendrán la posesión de una cierta cantidad de dinero, dinero crédito, dinero ficticio, además de la cantidad de dinero en que está valorado su patrimonio físico con la que pueden aún comprar trabajo. El trabajo por su parte, al haber sido depreciado por la crisis será comprado bajo su valor real y de esta manera el capital retomará  otro ciclo de explotación vía plusvalía absoluta, gracias a la depreciación salarial. De esta manera   los y las trabajadoras se quedan sin los medios de subsistencia que representa un salario deprimido o ausente. 
      
Se puede decir que la transferencia de la crisis de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia de la economía mundial hacia los países pequeños y empobrecidos se da básicamente por la baja en el precio de las materias primas, la salida de la inversión extranjera y el grado de endeudamiento externo con alto interés. Es lo que hemos empezado  a vivir en este nuevo ciclo de crisis, la caída estrepitosa del precio de las materias primas principalmente el petróleo, ausencia casi total de inversión extranjera y una deuda externa en crecimiento con altas tasas de interés.  Esto quiere decir que la evolución de la tasa de ganancia nacional de países como el Ecuador depende del papel complementario de proveedor y mercado de ciertos bienes de consumo que cumple como economía periférica para el capitalismo central, sea norteamericano o chino.  De lo que se trata es que estos países no tienen procesos propios de acumulación, por lo cual las crisis de sobreacumulación de capital central son en las periferias crisis de subacumulación estructural, que los empobrece más cada ciclo de la crisis del desequilibrio producido por la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.  Esto explica porque la crisis de la economía capitalista en el capitalismo periférico implica mayor devastación de las economías de los países dependientes y dentro de ellas de los trabajadores.  

La contracción del capital nacional, sobre todo del  mediano y el pequeño y la consecuente depreciación del  salario de los trabajadores en los países empobrecidos, que se empobrecen más con la misma, supone la contracción de la capacidad adquisitiva nacional y su consecuente limitación y fragilidad del  mercado interno. Lo cierto es que al igual que en la pasada época neoliberal, la crisis de la baja en la tasa de ganancia implicará nuevamente que la tasa de plusvalía se incremente y el capital variable o  trabajo se abarate y con ello se agudice la explotación laboral y aumente  la ganancia del capital. Volverán quizá las privatizaciones con lo cual se buscará “’limpiar capitales’ liquidando o reorganizando las empresas estatales no rentables y traspasando sus ramas lucrativas al sector privado.” (Katz: 2004) como ya lo está haciendo Macri en Argentina y como de hecho el correísmo ya empezó a hacerlo y lo continuarán haciendo, sean ellos mismos o la derecha remozada.

Lo cierto es que parece que la actual baja tendencial en la tasa de ganancia, ligada sobre todo a la producción-extracción de materias primas, puede ser el indicador de que una nueva fase del capitalismo ha iniciado. Nueva fase en la  que los países periféricos como el Ecuador receptores de la crisis, a través de políticas estatales, pasaran la misma a las economías pequeñas y sobre todo a los trabajadores, quienes con cada crisis son más empobrecidos. “La ¨penuria de fuerza de trabajo¨ es incluso un inconveniente de menor relevancia para la reproducción del capital, porque la propia dinámica del ciclo tiende a regular la oferta y la demanda laboral, coyunturalmente a través del ejército de desocupados y estructuralmente por medio de los movimientos migratorios.” (Katz: 2004)

¿Qué tienen que ver en esta lógica estructural de la economía capitalista el correísmo?, absolutamente nada. Sin embargo entendiendo que se autoproclamó un gobierno de izquierda se esperaba que entienda la contradicción del sistema y las nefastas consecuencias para nuestro país y tome las medidas económicas para proteger a la sociedad ecuatoriana y principalmente a la economía popular y a  los y la trabajadores. Sin embargo, se entregó de pies y manos al capital internacional afirmando la economía primario exportadora, el extractivismo y devastando la economía popular y campesina que ha sostenido a este país por toda su historia. De esta manera deja tendida la mesa para que los grupos de poder económico hagan su agosto a nombre de la crisis.

Referencias Bibliográfica
Carcanholo, Reinaldo. (2013) La ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia

Katz, Claudio. (2004) Una interpretación contemporánea de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

lunes, 15 de febrero de 2016

La sociedad más allá del Estado, la única alternativa



Después del retorno a la democracia en 1979, el ejercicio político estatal en sus distintas administraciones  ha mostrado no solo que estos gobiernos atienden a claros intereses de grupos económicos nacionales e internacionales en perjuicio de los pueblos y organizaciones sociales que hacen el Ecuador, sino que el mismo Estado, atrapado en las exigencias económicas, es una institución y un propósito que existe a espaldas de la sociedad. Más aún cuando el actual orden mundial está dominado por las ciegas potencias económicas y específicamente por el capital financiero.

Es la política liberal (en su versión estatista o mercantil), núcleo duro del Estado, adoptada por todos los gobiernos de  turno, la que ha conducido violentamente a la sociedad ecuatoriana a la fauces de la globalización financiera y extractivista. Todos los movimientos o partidos políticos que han estado en la oposición, como es el caso del movimiento PAIS, al momento de llegar al poder del Estado “ejecutan la misma política liberal que la mayoría anterior”. (Badiou: 1999) De hecho, en este nuevo contexto electoral, es seguro que cualquiera de las oposiciones al correísmo que lleguen al Estado dentro del orden procedimental burgués y que mantengan el Estado, aplicarán la misma política liberal de sometimiento al  capitalismo.

Los movimientos y partidos políticos electorales representan directamente o indirectamente la ideología del mercado. Si los procesos electorales se han convertido en un verdadero mercado de votos, cualquier movimiento o partido que se involucre en el mismo está obligado a atender este comercio político, y por lo tanto  no representa la ideología de los sectores sociales que dice representar, sino la ideología inscrita en la democracia representativa mercantilizada.  En este sentido no hay una real diferencia entre las distintas fuerzas políticas institucionalizadas, su conflicto es obtener el poder del Estado y utilizarlo para sus objetivos que no son otros que garantizar su existencia política a través de la reproducción del Estado (pues éste se constituye en el mecanismo electoral) que, a su vez, se encuentra al servicio del mercado; el poder que garantizar el poder. Así: La articulación entre el pueblo, las organizaciones y el Estado pasa por la idea de representación.” (Badiou: 1999) en otras palabra por el mercado de los votos.  

Hace mucho que la política liberal dejó de ser, si algún día lo fue,  la posibilidad de que los partidos y movimientos políticos electorales sean representantes reales de las tendencias políticas presentes en la sociedad. El partido político electoral ya no es de ninguna manera el lazo representativo entre la sociedad y el Estado, pues no es más que un aparato del mercado del voto. Si no hay representación de la sociedad en los partidos y movimientos electorales, no hay representación de la sociedad en el Estado. La representación de los partidos y  movimientos electorales en el Estado es una especie de autoreferencialidad del Estado. Esta realidad de la política actual revela de manera nítida y descarnada  que el Estado no es la expresión de ningún consenso social, sino de intereses muy particulares de grupos económicos al servicio del capital.

En este contexto de la política formal, las movilizaciones de la sociedad organizada de manera autónoma ejerciendo de forma directa el poder es la única posibilidad de democracia. La idea de representación es hoy absolutamente conservadora y reaccionaria, ya que es la manera de empeñar la política, es decir el espacio de la sociedad para tratar su destino común en relaciones horizontales, a la autoridad vertical del Estado.  En este sentido, el proceso electoral es el espacio para  “…trataba de tomar el Estado y de actuar sobre la sociedad de modo autoritario con los medios del Estado.” (Badiou: 1999)

Lo que hay que hacer para salir de esta seudodemocracia es impulsar la organización de los pueblos y de todos los sectores sociales y  garantizar su independencia política respecto al Estado, y así ir construyendo la democracia radical, de los consensos reales  y no formales. Es urgente romper los límites políticos e ideológicos de la representación, pues ésta supone una estructura vertical de delegación del poder que termina arrancando el poder de la sociedad y negando su capacidad de pensarse en común y decidir su destino común. La autoridad legítima es de la sociedad en su diversidad organizada horizontalmente y no en una unicidad opresiva como es el Estado. La sociedad no necesita del Estado para existir, puede reinventar otro tipo de instituciones que no liquiden su poder, sino que lo animen.

La utopía otra de unas otras izquierdas reinventadas tienen que estar del lado de la organización autónoma de los pueblos y no apuntalar la perspectiva de ocupación o toma del Estado. No es ético ni sensato empeñar el acumulado de la lucha y  la resistencia de los pueblos invirtiendo en el mercado electoral. “Se trata de producir y organizar rupturas subjetivas en el pueblo, y de tal modo encaminar, aquí y ahora, la extinción progresiva del Estado.”(Badiou: 1999) La organización política de la sociedad no es el partido ni el movimiento electoral, pues estos están determinados por el Estado para garantizar su reproducción, no solo a espaldas de la sociedad sino en su contra. La otra política tiene que estar fecundada y determinada por los pueblos y los sectores sociales organizados de forma autónoma, en autogobiernos asamblearios que gestionen soberanamente su salud, su educación, su movilidad, su justicia, su ocio, su deporte, su labor, su sexualidad, etc. Solo esta organización desde abajo y para abajo garantiza que la política sea al mismo tiempo ética, pues  “…en las políticas de representación no puede haber ética, pues, para un sujeto, la acción ética es justamente aquella que no puede ser delegada ni representada. En la ética, el sujeto se presenta él mismo, decide él mismo, declara lo que él quiere en su propio nombre.” (Badiou)

En estos tiempos electorales de negociaciones bajo mesa, de candidatos según la conveniencia de los grupos de poder económico y político, de deshonestidades ideológicas evidentes, de acuerdos poco claros, de oportunismos, de marketing, de clientelismo y conteo de votos, la sociedad en sus diversos pueblos, sectores y organizaciones esta obliga a asumir su poder de manera directa y sin delegaciones tramposas.  La sociedad no necesita representantes, se presenta de manera directa en su propio ser organizada, no busca ser Estado quiere ser en común sin perder su universalidad, solo posible en sus singularidades no encubiertas ni negadas.  La sociedad ecuatoriana tiene que  hacerse presente en este contexto electoral y tomar sus decisiones autónomas para enfrentar la crisis y decidir su futuro común.     

Referencia

Badiou, Alain. (1999) Ética y Política, en  Reflexiones sobre nuestro tiempo, Ediciones del Cifrado, Buenos Aires. 

miércoles, 10 de febrero de 2016

“Soy el comandante en Jefe  de las FF AA y no permitiré que nadie me desobedezca”




La exclamación hecha por el presidente en la última sabatina, dentro y por fuera del contexto discursivo en el cual fue pronunciada, dice mucho del carácter del gobierno de Alianza PAIS.
La sociedad ecuatoriana en sus distintos actores conoce de sobra la manera autoritaria de gobernar del correismo, forma promovida y alimentada por el carácter déspota de su caudillo, la misma que se estableció, paradójicamente, como marca política de la “Revolución Ciudadana”.

Perplejos hemos sido testigos y víctimas de los caprichos despóticos del presidente, los mismos que vergonzosamente han sido ejecutados de forma rápida y eficiente por sus subalternos. La lista de órdenes absurdas dadas y ejecutadas es larga, solo para recordar mencionaré los juicios y en ocasión encarcelamientos por sabotaje y terrorismo a dirigentes sociales que defienden derechos humanos; la persecución y deslegitimación de mujeres, jóvenes y diversidades sexogenéricas que  luchan por equidad y justicia; el capricho reaccionario  de sostener la criminalización del aborto que ha causado la muerte y el encarcelamiento de muchas mujeres; los juicios, sanciones, multas y silenciamiento a periodistas; los enjuiciamiento a veedores ciudadanos muchos de ellos llamados por el mismo Presidente; la agresión verbal y a veces física que ha ordenado ejecutar a sus   guardaespaldas en contra de ciudadanos y ciudadanas que han osado burlarse de la majestad del poder como fue el caso del cantautor Jaime Guevara y del adolescente de 17 años reprimido directamente por el Presidente; las obscenos maltratos que en cada sabatina lanza contra cualquier ciudadano o ciudadana que según su criterio se merece, sea porque no piensa como él, porque ha dicho algo que a “su majestad” le ha molestado, porque ha hecho algo que “el supremo” considera incorrecto, etc.; la forma grosera  y déspota en la que ha tratado a muchos de sus subalternos como lo hizo con las asambleístas de PAIS que se atrevieron a balbucear a favor de la despenalización del aborto, o cuando denigró a su colaborador Fander Falconí por susurrar discrepancias en torno al tema del Yasuní. La lista de abusos del caudillo es interminable.  

El autoritarismo del Presidente y del proceso gubernamental que él encabeza desdice de forma absoluta el supuesto carácter revolucionario  y ciudadano del proyecto PAIS, obviamente nada tiene de democrático, ni siquiera en la versión liberal, menos aún en la radical de la democracia. La actitud y las palabras del presidente muestran que él realmente no se siente presidente de los y las ecuatorianas sino su jefe. Su condición de comandante en jefe de la FF AA que tanto defiende realmente para él parece que se extiende a toda la sociedad ecuatoriana, empezando por su jefatura en Alianza País.

A propósito del acto indigno acontecido en el IAEN, la jefatura que el presidente asume es sin lugar a dudas lo que lo hace cercano a su invitado Erdogan, pues no hay nada más antidemocrático y machista que un presidente se considere el jefe,  con autoridad para dar órdenes a los que considera sus subordinados. Esta visión militar que reconoce una estructura jerárquica niega la equidad, la igualdad, la fraternidad. Estos dos jefes de gobierno han  lanzado una ofensiva en contra de periodistas, han criminalizado la protesta social, han mostrado actitudes y políticas claramente machistas como la criminalización del aborto. De hecho, las declaraciones de Correa en relación al abuso perpetrado por la seguridad turca a mujeres ecuatorianas muestra su visión autoritaria y machista: “Empiezan a gritar ahí unas chicas malcriadas. Ahí tenemos informes, algunas son del MPD. ¡Qué flaco favor que le hacen a la patria! Humillaron al país. No sé qué querrán, ¿qué rompamos relaciones con un país?, no sé, y al final lo logren. ¡Cuánto perjudican al país!"  

¿Qué es eso de malcriadas? ¿La expresión de un jefe juzgando a sus subalternas? ¿de un padre autoritario reprimiendo a sus hijas desobedientes? Esta expresión es propia de un jefe-macho que no es capaz de entender el acto ético de las mujeres que rechazaron la presencia en el país de uno de los mayores representantes de la violencia machista de Estado. Es la existencia de machos violentos como  Erdogan la que humilla a las mujeres y a la humanidad. Al contrario de lo que cree Correa, la protesta de las mujeres agredidas por la guardia turca dignifica el país, pues expresa el alto sentido de la solidaridad con las mujeres violentadas por el gobierno de Turquía que dirige Erdogan.  Un presidente de un país, no un jefe, tenía que haber rechazado sin más el acto de violencia cometido por la guardia turca en contra de mujeres ecuatorianas, hecho suficiente para que se revise las relaciones con un gobierno que además es conocido por su política del terror en contra de su propio pueblo. 
   
De regreso al último capricho presidencial que ha cesado al Alto Mando de las FF AA “por hablar de cosas administrativas y tratar de contradecir a su comandante en jefe…” no deja de sorprender, cuando se le ha observado durante estos 9 años tratar siempre de congraciarse con los aparatos armados del Estado. ¿Qué es lo que busca con este capricho que afecta directamente a la Institución que, ante la pérdida del apoyo social, es la que de facto puede garantizar su función? ¿Qué quiere al provocar a las FF AA? Difícil saber las maniobras del poder, más cuando éste ha sido poco transparente, pues más allá de su autoproclamación de paladín de la verdad, sabemos que nunca se ha podido confiar en lo que dicen pues cambian de opinión con beneficio de inventario. Lo único cierto es que la sociedad quiere que se quede y concluya su mandato, para que como “jefe” de su proyecto de gobierno responda con sus subalternos ante el país por todas las decisiones que han tomado y que ha provocado esta crisis económica, política, ética e ideológica en la que nos encontramos.     









lunes, 1 de febrero de 2016

La insensatez de los tecnócratas en el poder  



La última semana de enero, la sociedad ha sido testigo de la arremetida que el gobierno correista ha hecho en contra la Universidad Andina Simón Bolívar. Muchos analistas y la misma comunidad universitaria de la Andina han expuestos los argumentos legales, políticos y éticos de la legitimidad de la elección del nuevo Rector de la institución Dr. Cesar Montaño y por lo tanto de la arbitrariedad  autoritaria del gobierno. Sin embargo de lo cual el gobierno mantiene su posición no solo arbitraria sino necia en relación a la Universidad.

La pregunta que surge es ¿por qué? Y ciertamente no hay una sola respuesta de esta actitud tan necia. Me permito dar algunas de las posibles razones, si así se las puede llamar, de semejante obcecación gubernamental.
     
1.                  La primera y la más evidente es que las personas que dirigen el gobierno, comenzando por el primer funcionario, no tiene capacidad de raciocinio para comprender que hay algo que se llama legitimidad y que es infinitamente superior a leyes y más aún a las absurdas forjadas a conveniencia de los grupos de poder. Son incapaces de comprender que las leyes deben sostenerse en la legitimidad que les otorga la sociedad en su ejercicio democrático. El Dr. Montaño tienen el respaldo de la comunidad universitaria de la Andina, lo cual evidencia la legitimidad de su nombramiento más allá de cualquier manipulación politiquera y leguleyada con beneficio de inventario.

Si nos remitimos a la norma que tanto reclama el gobierno que ha sido violada, no se entiende como no sea válido el título que la universidad da a uno de sus estudiantes, como habilitante para ejercer un cargo en ella. De plano es como decir, los títulos de esta universidad no valen para ejercer la profesión en ésta, entonces uno se pregunta ¿para qué dan títulos? Seguramente dirán que por la precariedad e irregularidades de algunas universidades que fueron intervenidas, los títulos son puestos en duda.  Sin embargo el que algunas universidades tengan irregularidades no puede ser el criterio  para establecer semejante ley, y menos en una Universidad que es reconocida nacional e internacionalmente por su calidad  académica.

O quizá estén actuando sobre su propia autovaloración profesional. Es obvio que personas que actúa de esta forma tan irracional no solo que no podría ser rectores de ninguna universidad, sino peor aún autoridades gubernamentales.  Es claro que estos funcionarios públicos pasaron por la universidad pero ella no paso por ellos, más aún parece que no lograron entender la elemental lógica del convivir social.  

2.                  La segunda tienen que ver con el poder en su ejercicio más irracional y por lo tanto obsceno.  El correismo ha implementado en estos 9 años un ejercicio autoritario en el manejo del poder estatal. Se ha construido leyes que claramente buscan el control autoritario de la sociedad, no solo de aquellos sectores que legítimamente resisten a la política gubernamental por considerar que afectan sus derechos humanos, sino de la sociedad en general. Una muestra clara de lo que se anota es la  Ley de Comunicación en sus artículos de control y sanción a la expresión, opinión y pensamiento no solo de los medios, sino y fundamentalmente de los ciudadanos; el nuevo Código Integral Penal en el cual, solo para poner dos ejemplo, se criminaliza el derecho de la mujer para decidir sobre su vida en lo que tiene que ver con el aborto, así como el derecho a la protesta social; la Ley de Universidades con la que prácticamente acaban con la autonomía universitaria y que hoy con claridad lo vemos en la ilegítima intervención a la UASB.

El gobierno no sabe sino gobernar con el más irracional autoritarismo de herencia monárquica, totalitaria y fascista,  que niega los principios de la democracia en su sentido más restringido, los principios de la ética de la buena convivencia y los principios humanos básicos para poder garantizar la misma existencia social. Lo único que  les importa es hacer cumplir la ley a raja tabla sin criterio histórico y social,  sin juicio crítico, sin razón. La ley por la ley que solo afirma el poder de dominación y la pequeñez humana del dominador. Estos tecnócratas que nos gobiernan, algunos de ellos graduados en el extranjero, parece que se quedaron en la época de las enseñanzas que Nicolás Maquiavelo le daba al príncipe.  No se dan cuenta que ya ha pasado más de medio milenio  de que este texto fue escrito, y ya han habido cientos de debates políticos que lo han superado, no solo por las transformaciones históricas, sino por el avance en los procesos democráticos. Tampoco se dan cuenta que no son príncipes.

3.                  La tercera respuesta quizá es que quieren poner un rector correista para ocupar una institución superior más, que se sume a la lista de las que se han apropiado y de las que han creado.  El asunto es para qué, por un compromiso académico autónomo y serio no es, pues se conoce como han manejado las universidades directamente a su cargo y se conoce que éstas no van para atrás ni para adelante, lo que muestra su incapacidad para dirigir centros de educación superior,  centros de pensamiento. De hecho, el correismo es un muy buen ejemplo, aunque un poco caricaturesco, de lo que Herbert Marcuse denominaba pensamiento unidimensional, que obviamente es un pensamiento menos que débil.  Pero al final los argumentos académicos no interesan cuando se trata de conseguir un lugar donde ir a exiliarse con privilegios.
     
4.                  Por último, la cuarta  respuesta posible es el también el irracional capricho del caudillo.   En su ya demasiada conocida e irracional manera de actuar, el primer funcionario dijo: “Esta universidad, si no cumple la ley ecuatoriana, se va del país, salgan a las calles quienes salgan; yo prefiero perder mi cargo a permitir este insulto al pueblo ecuatoriano”.  Para cualquier mente sensata, esta frase no expresa sino otra  de las tantas rabietas presidenciales, con la que busca chantajear a sus subalternos para que cumplan con su capricho de caudillo.  


Lo cierto es que independientemente del motivo por el que el gobierno quiere tomarse arbitrariamente  la UASB, ante semejante sinrazón de 9 años solo queda decir, parafraseando a Víctor Hugo, que un infierno inteligente sería mejor que el estúpido paraíso que A.P nos quiere vender como revolución. ” Y a su máximo líder se le debería decir, como dice un gran amigo,  no es obligación hablar. Y por último, los actos de muchos funcionarios de este gobierno nos llevan a reflexionar sobre el principio de Hanlon: “Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez” 
El perverso racismo de las élites




A propósito de los sucedido el día 28 de este mes en la sede de Pachakutik, cuando dirigentes de la CONAIE acompañados de varios compañeros de las bases impidieron que se dé la reunión de la “unidad” opositora al correismo, en razón de que ésta no es posible sino con grupos afines y no con la vieja derecha remozada, responsable histórica de las inequidades e injusticias sufridas por los pueblos del Ecuador, es necesario y ético responder a los juicios racistas que se han emitido ante este hecho.
1.                  Es indispensable dejar claro que el correismo es responsable de la crisis económica que afronta el país, debido a su política entregada a los interés de grupos de poder nacional y transnacional y también a su incapacidad de manejar la riqueza social; es responsable de la crisis política por la dirección autoritaria, represiva y antidemocrática en la administración del Estado; es responsable de la crisis ética por los escándalos de corrupción gubernamental de estos 9 años y por el cinismo en afrontarlos, así como por su deshonestidad con el pueblo que lo apoyó; es responsable de la crisis ideológica por la enorme confusión que han provocado al manipular y utilizar el discurso y la simbología de la izquierda, de la lucha social y del movimiento indígena a favor de su proyecto de derecha.

2.                  Ahora bien, la necesidad de enfrentar al correismo por la deploraba situación en la que ha hundido al país, que además revela su continuidad con la política de la vieja derecha que ha gobernado este país, no justifica de ninguna manera que los movimiento sociales y particularmente el movimiento indígena tengan que ir en unidad con la derecha que los ha oprimido, explotado y excluido durante la historia de dominación colonial y capitalista. 

La explotación económica, la exclusión social y la opresión cultural que han padecido los pueblos indígenas, los  campesinos, los obreros, las mujeres, las otredades en general durante la historia de esta sociedad, se debe a la ideología de dominación colonial y capitalista implementada por la derecha que ha gobernado este país en complicidad con el capital internacional. Ideología que se ha objetivado en relaciones e instituciones de dominación que han despojado y oprimido a los pueblos ancestrales e históricos que cohabitan en este territorio.  Así, la dominación no se inscribe solo en el periodo correista, sino que viene desde la época colonial y ha continuado en la republicana gracias a los grupos de la derecha o a grupos serviles a la misma.

Esta historia de dominación ha sido resistida con la lucha permanente de los pueblos, y en las últimas tres décadas principalmente con la lucha y dirección política del movimiento indígena y de su organización la CONAIE. El proyecto de emancipación de los pueblos es radicalmente contrario a los intereses de los grupos de poder, es decir la derecha. Lo que los pueblos exigen es acceso equitativo a la tierra, al agua, a la producción, pues ellos son los que han trabajado para sostener esta sociedad. Es decir, los pueblos demandan la desconcentración, desprivatización, desacumulación, justamente lo que la derecha ha evitado porque afecta sus privilegios y sus negocios de clase.  Estas demandas por obvias razones se oponen a los tratados de libre comercio, en los que el correato y la vieja derecha coinciden y por lo tanto en rigor están juntos. Los pueblos demandan terminar definitivamente con la política extractiva que devasta la naturaleza, sus territorios y su vida social y cultural que en ellos acontece; al contrario el correato y la vieja derecha se juntan en su visión de producción destructiva de la vida con sus negocios petroleros, mineros, agro tóxicos, transgénicos, etc. Los pueblos demandas salarios justos y equitativos que vayan acabando con la explotación del trabajo y el correato lo que ha hecho en lo laboral es beneficiar a muchos grupos empresariales nacionales unos y transnacionales otros. De hecho, uno de los grupos más beneficiados económicamente es el financiero y dentro del, el Banco de Guayaquil. Ciertamente como dice Correa, Lasso debería ponerse la camiseta de PAIS porque ha sido uno de los mayores favorecidos por el gobierno correista. Deberían juntarse.

En definitiva si se piensa desde el plano económico, los pueblos pelean por romper las relaciones de acumulación capitalista que enriquecen a la derecha, en tanto que expresión ideológica del poder económico, sobre  la base de la explotación, expropiación y devastación de la vida social, cultural y natural.

A nivel social, los pueblos  históricamente excluidos demanda acceso a la salud no para ser mejor explotados, sino para mejor vivir; el acceso a la educación no para convertirlos en siervos sino para ser pueblos libres; la aceptación y el acceso a sus diferencias culturales; acceso a la vida política con soberanía y equidad cultural, es decir radicalizar la democracia participativa y directa en el marco de una organización política e institucional pluricultural y plurinacional; el respeto irrestricto a sus derechos humanos individuales y colectivos. Es decir demanda democracia real.

Es cierto que en el correato, por su patrón autoritario de gobierno, han sido limitados muchos derechos civiles como la libertad de prensa, expresión, comunicación, opinión, asociación que han afectado no solo a los pueblos, sino a muchos sectores ciudadanos e incluso a algunos sectores de la derecha. Pero también es cierto que los juicios por terrorismo y sabotaje, la persecución, el chantaje, la cárcel etc., lo han sufrido principalmente los dirigentes de los pueblos y las organizaciones sociales, que han sido los que se mantienen permanentemente movilizados y resistiendo por la defensa de la vida.  Es también cierto y no podemos olvidar que muchos de los líderes de la derecha, sino todos, que hoy reclaman la unidad en contra del correismo, cuando fueron gobierno persiguieron, encarcelaron, torturaron, asesinaron a los dirigentes sociales que luchaban contra su dominación de turno, como sucedió en la época del socialcristianismo. Cómo pretenden ahora que las víctimas se pongan a su lado como si nada hubiese sucedido, eso sería perder la dignidad humana.  Tan autoritario y represivo es el correismo como fue la vieja derecha que hoy pone rostro humano, si de represión contra el pueblo se trata debería juntarse, que son realmente próximos.  No se diga ciertas figuras que hasta hace muy poco estuvieron en el correato apoyando su política autoritaria, aprobando leyes represivas, acabando con la seguridad social, etc. Hoy cuando el proyecto que tanto apoyaron entra en declive salen de inmediato y cínica y oportunistamente se ponen del “otro” lado y quieren que los pueblos y los movimientos sociales que sufrieron su represión les abran los brazos y se junten a ellos. Si no tienen sensatez ideológica y ética al menos debería tener vergüenza. 

3.                  Sin siquiera hacer un poco de memoria, algunos sectores de la sociedad se hacen eco del “reclamo” de la derecha de que “los indios” le están haciendo el juego al correismo por no aceptar una unidad”, la misma que no tiene ninguna razón ni ética ni histórica ni ideológica.   Que curioso,  que cuando los mismos pueblos ancestrales se movilizaban en contra de las políticas autoritarias del correismo, éste salía a decir lo mismo: “los “indios” le hacen el juego a la derecha”.  Es realmente obsceno el racismo de las élites de este país, son tan reaccionarias que repiten esa concepción ideológica nefasta del colonialismo más perverso, que acusaba a los pueblos ancestrales de ser los responsables del “retraso de la patria”, “del subdesarrollo”, por ser “primitivos”, “infantiles”, “manipulables” y tantas otras obscenas ideas de derecha que raya en el fascismo.  En su visión racista también se parecen tanto que ya están juntos

Expresan sorprendidos “el bochornoso” acontecimiento sucedido en la sede de Pachakutik, y no parece que entienden que Pachakutik se debe a la dirección política de la CONAIE y ésta al movimiento indígena. No han criticado tanto que Correa decide a espaldas de la ciudadanía? lo cual es cierto, pero la vieja derecha como es obvio también ha gobernado siempre a espaldas del pueblo. Por qué se sorprenden que la CONAIE exija a la dirección de Pachakutik que no tome decisiones a espaldas del movimiento. Es correcto que la dirigencia indígena interpele a Pachakutik por su imperdonable equivocación, es política, ética e ideológicamente coherente. Además es correcto también que lo hagan públicamentente, que expongan sus diferencias a la sociedad y no lo hagan escondidos, como el correato y la derecha lo hacen encerrados en sus despachos, hasta que ya no lo pueden ocultar.  

Parece que la oposición de derecha quiere repetir la confusión ideológica del correismo, en la cual bajo la figura del caudillo se han juntado izquierda y derecha correista,  pero donde obviamente ha gobernado la derecha. O acaso quieren nuevamente utilizar la lucha de los pueblos para llegar al gobierno y gobernar para defender sus intereses, igual que lo hizo el correismo y el gutierrismo? Actúan tan parecido que debería juntarse.

No, no es correcto que los pueblos que lucha en contra de la dominación y por su liberación se una a los dominadores.  

Que la derecha emprenda la lucha anticorreista que considere, aunque ciertamente coinciden tanto que muy probablemente terminen juntos.

4.                  Por último, interpelo a la sociedad que por nuestra dignidad como seres humanos  rechacemos el racismo de las élites políticas, así como ha rechazado el racismo correista. Personalmente doy las gracias a la lucha de los pueblos, y particularmente de los pueblos ancestrales, pues los avances que esta sociedad ha tenido en equidad, justicia y respeto a los derechos humanos no ha sido ni por la derecha que hoy quiere poner rostro humano ni por el correismo cómplice de la historia de dominación, sino por la resistencia digna de los trabajadores, de las mujeres, de los ecologistas, de los estudiantes, de las otredades sexogenéricas, de los campesinos y principalmente de los pueblos ancestrales.